El palacio presidencial turco llamado «Ak Saray» construido recientemente, ha protagonizado las críticas de la Unión Turca de Ingenieros y Cámaras de Arquitectos (TMMOB). La asociación ha manifestado su desacuerdo con la utilización de mármoles italianos, y concretamente de la variedad comercial conocida como Bizassa. Los mármoles italianos han sido utilizados en fachada y para decorar piscinas, baños, saunas y spas dentro del palacio.
El coste del material de 3.000 euros metros cuadrado les ha parecido desproporcionado, esto, sumado a la corrupción a gran escala durante el proceso de construcción ha supuesto la denuncia a la empresa constructora por obtener ganancias superiores al 1.000 por ciento y violar las regulaciones establecidas por el Ministerio de Medio Ambiente y Urbanismo.