Las obras de la Catedral de Santa María ubicada en la ciudad de Vitoria han llegado casi a su fin con la colocación de la última pieza de la Bóveda del Milenio, situada en la nave del templo y que techa las nuevas criptas.
La Bóveda del Milenio está formada por 348 piezas de piedra caliza Negro de Markina, alguna de ellas con un peso superior a 1.300 kilogramos, como es el caso de la clave central de 2.200 kg. Todas han sido montadas y ajustadas en un alarde constructivo sin parangón desde el siglo XIX en la construcción de fábricas de cantería. Sobre esta superficie, justo en el centro del crucero, se montará en breve el altar mayor de piedra del siglo pasado que se ha podido recuperar.
La construcción se ha llevado a cabo siguiendo el mismo procedimiento que nuestros antepasados cuando construyeron las bóvedas de piedra: el trabajo se inició con el montaje de los arcos perimetrales, los que en la arquitectura gótica se denominan perpiaños y que, en este caso, han formado las escalinatas que permiten subir al espacio central del altar mayor. Tras ellos se montaron los arcos diagonales, llamados ojivos o aristones en época medieval, y los tramos intermedios que forman la superficie principal de ese espacio, a los que hemos llamado plementos siguiendo con esa misma antigua nomenclatura.
Todo este conjunto se ha montado sobre la cimbra, que es la plataforma de madera que da forma a la cara inferior de la bóveda. Vendría a ser el molde o negativo. A su vez, esta plataforma se apoya en una estructura metálica que descansa sobre el fondo de la excavación arqueológica del transepto. La forma de esa cara inferior de la bóveda será poligonal, similar a la que tienen los nuevos arcos de piedra blanca que sostienen el piso principal del templo, que ha sido realizado con vigas y tarima de madera de roble.
Esta cimbra está dotada de un sistema de regulación de altura en diferentes puntos para permitir ajustar los niveles de la bóveda durante su montaje, y para facilitar su retirada en el momento en que esté endurecido el mortero de cal con el que se rellenarán las últimas juntas entre las piezas.
A continuación, durante los próximos días se terminará de pulir el presbiterio así formado y se procederá al desmontaje final de las estructuras metálicas que se han utilizado para el movimiento de las dovelas y su montaje.
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