La alta dirección de Confindustria Ceramica, acompañada por representantes de las principales empresas del sector, se reunió los días 2 y 3 de diciembre en Bruselas con altos cargos de la Comisión Europea y eurodiputados para advertir de que la industria cerámica italiana podría entrar en una “crisis sistémica” en pocos años si no se adoptan medidas urgentes. «Existe un riesgo muy real de cierre progresivo de plantas europeas y deslocalización de la producción a países no pertenecientes a la UE que no cuentan con estándares ambientales y sociales comparables».
El sector, fuertemente exportador y con un elevado consumo energético difícil de reducir, denuncia un “marco regulatorio insostenible” y unos costes del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE o ETS) que han “erosionado gravemente” su competitividad.
Actualmente, la industria cerámica italiana está formada por 248 empresas, emplea a 26.000 trabajadores de forma directa —40.000 incluyendo la cadena de suministro— y genera más de 6.300 millones de euros en exportaciones. Sin embargo, según Confindustria Ceramica, la combinación de costes energéticos imprevisibles y el aumento “desmesurado” del ETS amenaza su capacidad de inversión y el mantenimiento del empleo.
La delegación italiana viajó a Bruselas junto al presidente del gobierno regional de Emilia-Romaña, Michele De Pascale, y el delegado de Energía de Confindustria, Aurelio Regina. Entre los encuentros previstos se encuentran reuniones con Raffaele Fitto, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, así como con otros altos representantes comunitarios. La visita coincide además con la sesión plenaria del Foro Europeo de Política Cerámica (EPCF), que reúne a eurodiputados de varios países afectados por la situación del sector.
“El punto crítico ha llegado”, advirtió Augusto Ciarrocchi, presidente de Confindustria Ceramica. Recordó que la industria ha invertido 4.300 millones de euros en la última década para reducir emisiones y mejorar su eficiencia, pero el incremento del ETS ha limitado drásticamente su capacidad de seguir avanzando: “En tan solo un año, las inversiones han caído un 20 %, unos 80 millones de euros, equivalente a los costes del ETS abonados por las empresas”. Según Ciarrocchi, el sistema europeo “se ha convertido de facto en un impuesto al carbono que sofoca la inversión”, poniendo en riesgo competitividad y empleo.
Graziano Verdi, presidente de la federación europea CET, fue aún más contundente: el sector podría enfrentarse a una crisis “similar o incluso peor” a la de la industria automotriz europea si no se actúa con rapidez. “La competencia de países no pertenecientes a la UE, sin restricciones ambientales comparables, se volverá insostenible”, advirtió. Reclamó la aplicación correcta de los sistemas de compensación, la suspensión de los mecanismos de reducción de cuotas asignadas, un CBAM realmente protector y la extensión de medidas equivalentes a las pymes. “Sin acción inmediata, la transición se convertirá en un bumerán industrial y social”, alertó.
El presidente de Emilia-Romaña, Michele De Pascale, respaldó plenamente las reclamaciones del sector. Subrayó que la región alberga algunas de las plantas cerámicas “más avanzadas, digitalizadas y sostenibles del mundo”, fruto de inversiones constantes en eficiencia y reducción de emisiones. “Penalizarlas con un sistema regulatorio desproporcionado supone socavar a quienes han actuado con responsabilidad, y beneficia a países como China, India o Turquía, donde las normas ambientales y sociales son muy inferiores”, señaló.
De Pascale recordó que, lejos de reducir emisiones globales, este desequilibrio regulatorio podría aumentarlas si parte de la producción se desplaza fuera de Europa. Además, advirtió del riesgo para miles de empleos cualificados en Emilia-Romaña. “Estamos aquí para defender un distrito industrial estratégico para Italia y para Europa. Nuestra región está haciendo su parte, pero no es suficiente”, concluyó.
Confindustria Ceramica insiste en que la industria no pide privilegios, sino un marco normativo “justo, sensato y compatible con la realidad tecnológica” del sector. La pelota está ahora en el tejado de Bruselas.



































