La Consejería de Infraestructuras no ha dado el visto bueno al proyecto de apertura de una cantera de pizarra en la localidad de Naraido, en el concejo de San Tirso de Abres (Asturias). La negativa ha llegado con una declaración de impacto denegatoria. La Coordinadora Ecoloxista d’Asturies había alegado en contra del proyecto por el impacto que ocasionaría la explotación minera sobre la población, pues se hubiera situado a menos de 200 metros de las viviendas, lo que habría provocado afecciones por ruidos, vibración y polvo.
La resolución de la directora general de Prevención y Control Ambiental, Elena Marañón, recoge que el proyecto de explotación de la industria extractiva «El Imperio», promovida por Explotaciones del Eo S. L, propone desarrollar un «uso prohibido», según el actual planeamiento municipal de San Tirso de Abres, pues se desarrollaría en terrenos que, debido a sus valores naturales, tienen la calificación de no urbanizable de especial protección de interés forestal.
El escrito se refiere también a un acuerdo anterior de la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias (CUOTA), del 27 de septiembre del año pasado, la explotación minera en suelos protegidos de paisajes naturales sería posible previa modificación puntual del planeamiento del concejo, pero solo si queda «suficientemente acreditada la pérdida de los valores que justificaron tan alto grado de protección».
En el caso en que se produzca esa modificación y el promotor pretenda el inicio de un nuevo trámite de evaluación ambiental del proyecto, el estudio de impacto deberá subsanar diversas deficiencias reflejadas en los informes técnicos del Servicio de Espacios Protegidos y Conservación de la Naturaleza. La resolución de Infraestructuras solo puede ser recurrida en vía administrativa.
La Coordinadora Ecoloxista había advertido de que, a pesar de a escasa distancia a las viviendas de la explotación prevista, no estaba previsto adoptar medidas para minimizar el polvo, el ruido y las vibraciones que iban a afectar a las viviendas colindantes con la explotación. Señaló además que las voladuras pondrían en riesgo las construcciones.
Tampoco se valoraba, según los ecologistas, el impacto que la cantera tendría sobre varias fuentes de abastecimiento de agua potable, como son la fuente de Salero, la fuente de Queirotas y la fuente pública próxima al arroyo de Naraido, afluente del Eo, con el consiguiente impacto en ese «espacio singular y sobre la numerosa fauna protegida del río».
Tampoco estaba prevista en el proyecto la recogida de todas las aguas de escorrentía del interior de la explotación y su tratamiento previo a su incorporación al sistema de escorrentía natural de la zona, de acuerdo con lo establecido en los permisos y autorizaciones correspondientes del órgano competente en materia de aguas.
La actividad se iba a desarrollar dentro de la Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos y Tierras de Burón, «con un significativo impacto y una clara afección al paisaje que no se ha tenido en cuenta y es preciso cuantificar con más detalle por parte de la minera», según la Coordinadora.
