La ciudad andaluza de Granada alberga un edificio que ha sido testigo de una historia fascinante, la historia de un marmolista que, en la década de los cuarenta, estableció su taller en los bajos de este inmueble y dejó su huella en todas las estancias superiores. Este edificio, situado en la Carretera de la Sierra, quedó atrapado en el tiempo, esperando ser rescatado y revivido. Esta es la crónica del proyecto Marmolista de JAO Arquitectura, una iniciativa que rinde homenaje a la historia de este marmolista al fusionar el pasado con el presente.
En su primera visita, el equipo de JAO Arquitectura quedó cautivado por los espacios que parecían congelados en el tiempo en este edificio de viviendas de los años 40. Además de descubrir diversas patologías y realizar una evaluación estructural exhaustiva del edificio, encontraron una historia fascinante encapsulada en su interior: la historia de un marmolista cuyo taller ocupaba la planta baja y cuyo trabajo decoraba las viviendas de arriba.
Las viviendas en ese momento eran modestas, con habitaciones de diversos tamaños que se conectaban a través de pasillos oscuros, de acuerdo con las costumbres sociales de la época. Cada habitación estaba revestida con una amplia variedad de mármoles y piedras, como un catálogo de materiales.
El estudio de arquitectura, liderado por Ana Sara Hidalgo Peregrín y Jesús Barranco Sanfrancisco, comprendió rápidamente el valor de esta capa histórica y decidió preservarla, destacarla y establecer un diálogo con ella. Así nació el concepto central del proyecto: un diálogo entre el pasado y el presente.
La intervención de JAO Arquitectura restauró y actualizó el edificio, devolviéndolo al mercado de viviendas de la ciudad con un fuerte compromiso medioambiental. Además, se abordó desde una perspectiva de sostenibilidad y accesibilidad, adaptando las viviendas a las necesidades actuales.
El proyecto aprovechó la estructura original del edificio como base para la distribución de las viviendas, creando dos unidades por planta que se organizaban en torno a un espacioso núcleo central que se abría tanto a la calle principal como al patio interior, fomentando la ventilación cruzada. Este espacio central también servía como distribuidor de las habitaciones.
En el ático, la sustitución de la cubierta permitió ganar altura y expandir el espacio. Los ventanales se extendían hasta el suelo para maximizar la entrada de luz, respetando el ritmo de las aberturas originales y manteniendo la estética del edificio.
A medida que avanzaban las obras, JAO Arquitectura descubría nuevas capas de historia que se integraban en el proyecto: pavimentos de mármol, vigas de madera en la cubierta, arcos en los muros de carga de ladrillo y detalles arquitectónicos en las escaleras preexistentes. Estos elementos fueron preservados y realzados con respeto y cuidado.
El proyecto también incorporó mejoras en el aislamiento, sistemas de aislamiento térmico exterior, eficiencia energética, ventilación cruzada y persianas de madera enrollables típicas de la ciudad, lo que mantuvo una conexión vital entre el pasado y el presente.
A partir de este edificio de los años cuarenta, JAO Arquitectura, en colaboración con la constructora Cyra, ha traído al presente seis apartamentos, distribuidos en tres plantas idénticas. El resultado es un proyecto completo que se completó en 2023, con una superficie total construida de 457,82 metros cuadrados. Este proyecto es un ejemplo perfecto de cómo la arquitectura puede honrar el pasado al mismo tiempo que se adapta a las necesidades modernas y se compromete con la sostenibilidad.
