Esta elegante construcción integrada en el centro de Sallent de Gállego (Huesca) se levanta donde anteriormente hubo dos alargados huertos. El respeto por en entorno y la tradición local se mantienen vivos en el nuevo edificio, cuya cubierta está acabada con pizarra natural de Cupa Pizarras.
“Es un material que funciona muy bien, hay muchos gremios locales especializados en su instalación y mantenimiento. Es el material por excelencia en el valle”, explica la arquitecta Marta Badiola, coautora del proyecto y parte del colectivo Ensalada Works.
Desde el exterior se distinguen dos volúmenes distintos aunque complementarios. Para reforzar esta sensación se ha empleado la misma pizarra Cupa 4 pero con diferentes acabados, una completamente rectangular y otra de media circunferencia.
Las cubiertas de estas zonas de montaña tienen que cumplir unas exigencias técnicas debido a los rigores del clima que sufren la mayor parte del año, cuando el frío, el hielo y la nieve son una constante. La inclinación es más acusada que en lugares más cálidos para hacer frente a las inclemencias meteorológicas.
Sin embargo, la tradición local también aporta la mejor solución posible. Los tejados de pizarra han cobijado a los habitantes de los Pirineos desde hace muchos años gracias a sus propiedades naturales.
“La pizarra envejece muy bien, es inalterable a lo largo del tiempo. Esto es un valor añadido, con un clima tan extremo con nieve durante muchos meses al año, tener un material tan resistente y compacto es una de las cualidades que más valoro”, señala la arquitecta Nuria Ramos, coautora del proyecto.
Aurelio Blanco, colocador con más de 30 años de experiencia en la zona, asegura que “una pizarra de calidad da mucho juego en cubierta, puedes hacer cosas que no podrías con chapa, por supuesto, ni con teja porque jugamos con tejados muy inclinados y la pizarra te deja ejecutar trabajos que sería imposible con otro material. La pizarra es señorial como piedra”.
La esencia de la zona también se ha preservado con la elección del resto de materiales. La piedra de la fachada y la madera de los encofrados, por ejemplo, han sido escogidas a través de empresas locales que mantienen las costumbres y el saber hacer del valle.