El mármol blanco de Carrara, que ha dado forma a algunas de las obras maestras más icónicas de la historia del arte, ahora se convierte en el telón de fondo de The Brutalist, la aclamada película de Brady Corbet que triunfó en los Oscar 2025 con tres estatuillas, incluyendo mejor fotografía y mejor actor protagonista para Adrien Brody.
El rodaje en las canteras de Bettogli y Bombarda, enclaves emblemáticos de la región, capturó la imponente belleza de estos espacios de extracción que han sido explotados desde la época romana. En estas vastas paredes de mármol, esculpidas a lo largo de los siglos, se desarrollaron algunas de las escenas clave de la película, destacando la interacción entre el protagonista, László Tóth, y el material que marcaría su destino como arquitecto.
El equipo de producción, tras iniciar el rodaje en Budapest el 16 de marzo de 2023, se trasladó a Carrara el 29 de abril, donde filmó hasta el 5 de mayo. Durante este periodo, además de las canteras, se realizaron tomas en la tradicional Antica Drogheria Riacci y en la famosa Ruta del Mármol, un recorrido que serpentea entre las montañas blancas de la región y la ciudad. También la Piazza Alberica y el Duomo de Carrara, con su imponente fachada de mármol, sirvieron como escenarios que añadieron profundidad histórica y cultural a la película.
La elección de Carrara como localización no es casual. The Brutalist retrata la vida de László Tóth, un arquitecto judío húngaro que emigra a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. Su lucha entre la tradición y la modernidad se ve reflejada en el contraste entre la arquitectura brutalista y la pureza del mármol de Carrara, un material ancestral que ha sido la base de la escultura y la construcción desde tiempos inmemoriales. Este paralelismo refuerza el dilema del personaje y aporta una dimensión visual y simbólica única a la película.
El trabajo de fotografía, premiado en los Oscar, aprovecha magistralmente la luz natural de las canteras, resaltando los juegos de sombras sobre el mármol y la sensación de grandiosidad de estos paisajes industriales. La combinación entre la crudeza de la extracción y la delicadeza del material en su estado final enfatiza la dicotomía que define la trayectoria de Tóth en la película.
Carrara no es solo un escenario en The Brutalist, sino un personaje en sí mismo. Su historia, su material y su paisaje imponente dialogan con la trama y con la evolución del protagonista, demostrando una vez más que el cine y la arquitectura pueden fusionarse para contar historias con una fuerza visual y emocional inolvidable.