Luisa López compagina su labor como empresaria marmolista con sus responsabilidades como miembro de la junta directiva de la Asociación de Empresarios Marmolistas de A Coruña (ASOEMAR), integrada en la Federación Española de Asociaciones de Marmolistas (FEDESMAR). Tras el fallecimiento repentino de su padre, heredó el taller fundado en 1988 que dirige desde hace más de veinte años.
En relación con la transformación que ha sufrido el sector en los últimos tiempos, comenta: “A lo largo de estos años las marmolerías han evolucionado sobre todo en lo que a materiales se refiere. Ahora los porcelánicos y las cuarcitas son los más demandados. El granito ha ido perdiendo peso. Actualmente existen multitud de materiales, colores…, por lo que es imposible tener un gran estocaje en las marmolerías. Esto hace que, en muchas ocasiones, nos veamos en la necesidad de acompañar al cliente a los almacenes para que vea la gran variedad de productos y así pueda elegir. Estamos ante un cliente más informado, que antes de tomar la decisión de compra, busca los productos, escucha a los decoradores, a los arquitectos, a las tiendas y que no es ajeno a los mensajes publicitarios”.
Las marmolerías gallegas, gracias a las subvenciones solicitadas año tras año desde ASOEMAR a la Xunta de Galicia, han permitido modernizar los talleres, sobre todo en relación con la incorporación de maquinaria que atenúe la exposición a la sílice cristalina.
Según Luisa: “Las subvenciones impulsadas por nuestra asociación han permitido la modernización de las marmolerías gallegas ydisminuir el riesgo de contraer silicosis; aunque el problema de la falta de mano de obra sigue presente. Desde ASOEMAR mantenemos contacto con la Fundación Laboral de la Construcción para colaborar en futuros programas conjuntos de formación. Estamos en un momento complejo para el sector: la incertidumbre general hace que pisemos el freno a la hora de realizar nuevas inversiones, los costes se han incrementado, cada vez hay más requisitos legales, etc».
No obstante, a la hora de hacer balance de este 2025 señala: “Creo que, en general, este año ha sido positivo para las marmolerías gallegas. La escasez de mano de obra hace que el volumen de trabajo aumente. Y también, la llegada de las nuevas tecnologías a los talleres nos permite elaborar trabajos más precisos y con mejores acabados, que antes no hubiésemos podido realizar. De cara al 2026 seguiremos trabajando desde ASOEMAR para impulsar nuevas subvenciones, fomentado la formación y trabajando en un nuevo tarificador para nuestros asociados. Posiblemente en Galicia, el próximo año, se cerrarán talleres de compañeros que se jubilan y que no tienen relevo generacional. En cuanto a las tendencias, creo que poco a poco, podrían regresar al mercado los materiales naturales y ganar terreno a los porcelánicos.
Sobre su condición de mujer y empresaria en un sector tradicionalmente masculino aclara: “No he encontrado dificultades significativas en ese sentido. Cuando me he tenido que poner las botas y trabajar en el taller lo he hecho. Si bien es cierto, que con los años he notado un mayor reconocimiento por parte de los hombres”



































