En un contexto de concienciación climática y envejecimiento del parque inmobiliario, las reformas ya no se entienden solo como una cuestión estética. El 63% de los españoles prioriza el ahorro energético como criterio principal a la hora de acometer obras en su vivienda, tal y como se desprende de un estudio elaborado conjuntamente por Andimac y GFK sobre hábitos de compra, tendencias y necesidades del cliente profesional. Esta sensibilidad creciente entre los ciudadanos encuentra ahora respaldo institucional: el borrador del Plan Estatal de Vivienda 2026-2030 sitúa la eficiencia energética y la accesibilidad como dos de sus cinco grandes ejes vertebradores.

Este nuevo escenario, tanto cultural como normativo, representa una oportunidad estratégica para las empresas especializadas en fachadas y superficies arquitectónicas. Su papel, hasta ahora asociado principalmente al diseño y la protección, adquiere una nueva dimensión como elemento clave en la envolvente térmica de los edificios, capaz de reducir de forma drástica el consumo energético y las emisiones asociadas.
A partir de 2030, la Directiva Europea de Eficiencia Energética de los Edificios exigirá que todas las viviendas que se pongan en venta o alquiler cuenten con una calificación energética mínima de «E».
La Directiva (UE) 2024/1275 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 24 de abril de 2024, relativa a la eficiencia energética de los edificios, fue publicada el 8 de mayo de 2024 en el Diario oficial de la Unión Europea.
La nueva Directiva de Eficiencia Energética en Edificios buscar acelerar el ritmo de renovación de edificios en la UE, especialmente aquellos con peor comportamiento energético, ya que se constituye como un pilar clave para garantizar los objetivos de descarbonización. La envolvente del edificio —y en particular su fachada— puede representar hasta el 35% de las pérdidas energéticas de una vivienda mal aislada, según datos del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía). Así, el aumento implacable de las temperaturas, y las nuevas exigencias normativas y el peso de la envolvente en la reducción de la demanda energética, abren una oportunidad de negocio para fabricantes de materiales para fachadas, sistemas e instaladores.
Para Álvaro Palencia, arquitecto y Commercial Director Sales Department de Venux Surfaces, «aunque la respuesta del sector al nuevo marco de subvenciones está siendo en general positiva, siempre hay margen de mejora. Las ayudas representan una gran oportunidad para impulsar la rehabilitación energética, pero su impacto podría ser aún mayor si se simplificaran los procesos de solicitud y se hiciera un mayor esfuerzo en formación e información, especialmente dirigida a comunidades de vecinos y asociaciones».
El Plan Estatal de Vivienda 2026-2030, alineado con la estrategia europea de descarbonización, contempla medidas específicas para mejorar la eficiencia energética del parque edificado, con especial atención a las viviendas antiguas y a la accesibilidad.
Este marco normativo se complementa con los fondos europeos Next Generation, vigentes hasta 2026, que financian hasta el 80% de la inversión en rehabilitación siempre que se alcancen determinados niveles de eficiencia; con los programas autonómicos y municipales que impulsan la mejora del aislamiento térmico a través de soluciones como fachadas ventiladas o sistemas SATE; y con las deducciones fiscales en el IRPF aplicables a aquellas obras que logren mejorar la calificación energética de los edificios.
Desde Venux Surface, consideran fundamental acercar el conocimiento técnico y administrativo a los beneficiarios reales de estas ayudas. «Solo así se podrá maximizar su alcance y fomentar una transformación más profunda y ágil del parque edificatorio, impulsando el uso de soluciones constructivas eficientes como nuestras fachadas ventiladas con piedra sinterizada», puntualiza Palencia.
Criterios del arquitecto para elegir materiales de fachadas
El arquitecto cada vez es más estricto con los requisitos técnicos de los materiales. «El nivel de exigencia por parte de arquitectos y promotores ha evolucionado notablemente», indica Álvaro Palencia. «Hoy en día, no solo se busca una estética cuidada o una alta durabilidad, sino materiales que aporten un valor real en términos de sostenibilidad, eficiencia energética y responsabilidad medioambiental». Esto lo corroboran en el estudio madrileño Ruiz Larrea con sedes en Madrid y Barcelona. «Lo primero de todo es la selección de materiales incombustibles que respondan al cumplimiento de normativas tan importantes como la de fuego. Garantizar la seguridad en caso de incendio y evitar casos como los vistos en los últimos años es vital», aseguran.
También ponen el acento en escoger aquellos materiales que garanticen la máxima eficiencia. «Los puntos clave a la hora de selección materiales son la transmitancia térmica global del cerramiento y estudiar el detalle para eliminar los puentes térmicos. La durabilidad, el bajo mantenimiento y el impacto ambiental son otros tres aspectos muy relacionados con la reducción de emisiones durante el ciclo de vida del edificio, por lo que también son muy relevantes», confirman.
En cuanto a las barreras que encuentran para implementar soluciones avanzadas en fachadas en vivienda existentes en Ruiz Larrea apunta a la concienciación. «Las envolventes activas o con capacidad de adaptación cobrarán importancia a medida que se vaya exigiendo avanzar hacia edificios de balance positivo, fomentando el desarrollo tecnológico del sector de la construcción y la industria. La sociedad ha de entender que la arquitectura tiene la capacidad de poder activar las fachadas y cubiertas, convirtiéndolas en generadores de energía».