Entre enero y octubre de 2012 -último dato disponible-, Francia había importado 162.879 toneladas de pizarra, muy lejos de las 202.851 que había comprado durante el mismo periodo de 2011. Según algunos empresarios estas son cifras muy negativas y hacía 20 años que las exportaciones no bajaban de las 200.000 toneladas. Los números reflejan una bajada provocada por la crisis pero a la que también se han sumado otros problemas como las nevadas, y las reticencias de los transportistas a cargar piedra cuando el viaje de retorno viene sin mercancía.
Por otra parte, la subida de aproximadamente un 4 % en las tarifas de la empresa que manipula la producción en el puerto francés de Saint-Nazaire, que concentra el desembarco de la piedra, sitúa al transporte por carretera a un nivel muy similar al de los fletes marítimos en ciertos trayectos. Este es el caso de los viajes a París. El coste de 1.500 euros cuando se envía por tierra es similar a los portes por mar. En Bretaña, el barco aún sigue siendo más barato. Cuesta 1.300 euros y el tráiler 1.470.
La nieve ha tenido un importante impacto este año en toda Centroeuropa que ha impedido a muchos colocadores de piedra trabajar y también ha hecho que muchos almacenes de piedra hayan permanecido cerrados.
Las condiciones meteorológicas adversas también fueron palpables en otros países, como Alemania o Bélgica, donde apenas hubo movimiento, en un momento en el que el tirón de la construcción fuera de las fronteras españolas se hace especialmente imprescindible. Esto, unido al bajón de las construcción de vivienda nueva en el país galo, que se estima descendió un 20%, ha acentuado el problema.
Según sus estimaciones Luis Alba, secretario comarcal de CC.OO., las canteras gallegas conservan un tercio de los 3.500 empleos anteriores a una crisis que comenzó en 2007 y no ha previsión de que la situación mejora de cara al verano.