Los socios decidirán en una asamblea que se celebrará un viernes a mediados de mayo (el día 17 o el 24) si apoyan o no el proyecto. De salir adelante, el objetivo del Liceo es que una empresa sufrague la obra de forma íntegra a cambio de tener en régimen de concesión la cafetería y el restaurante que se prevé construir en el palacete. Castro continúa en negociaciones con una firma gallega que está interesada en esta fórmula. El periodo de concesión oscilaría entre 15 y 20 años. En las próximas semanas el arquitecto enviará los planos del proyecto a esta empresa, así como el estudio de costes.
El elevado nivel de protección del edificio -obliga a conservar todo el exterior del palacete y la balaustrada del lago- no preocupa en absoluto a la directiva del Liceo, puesto que quiere devolver a la casona de Villa Milagros la imagen que tenía a principios del siglo XX, cuando se incorporó una tercera altura y los campos adosados. «El arquitecto ya consultó en Patrimonio de la Xunta y queremos respetar el edificio para que quede como en sus orígenes», apunta Antonio Castro, quien agrega que se mantendrá determinado arbolado, como por ejemplo el paseo de plataneros.
El Liceo ha iniciado una campaña de captación de socios en aras de «rejuvenecer la sociedad». Dentro de esta iniciativa, se ofrece la posibilidad de anotarse en una lista de preinscripción vinculada a la ejecución del complejo de ocio en Comboa, es decir, un compromiso por escrito que se materializaría al darse de alta definitiva en el momento de iniciar la obra. Obviamente, estos futuros socios no tienen derecho a voto en la asamblea en la que la directiva testará el apoyo de los asociados para seguir adelante con el proyecto. «Necesitamos que una mayoría de los socios estén dispuestos a contribuir», apunta Castro, que aspira a llegar a mil -ahora hay unos 640- a finales de este año.
Fuente: Faro de Vigo.
