Feliu Martín aprendió el oficio de cantero de su padre y de su abuelo, por vocación, de modo que su empresa Pedres de Ponent, S.L. concentra un ADN de más de 90 años de experiencia modelando piedra natural. Él lleva ya más de 26 años dando forma y vida a las piedras y ha sido durante 16 el responsable de los canteros del templo de la Sagrada Familia de Barcelona.
Ha viajado por todo el mundo con la finalidad de encontrar las mejores piedras para la construcción y restauración y siente predilección por la docencia y la divulgación que materializa como profesor el INS. Mollerussa (Lérida) en el módulo de talla en piedra, la única titulación de oficial que existe en esta materia en Cataluña. Ha participado como profesor en varias escuelas-taller, formando a futuros canteros, y en numerosas conferencias nacionales e internacionales. Afirma que no quedan muchos profesionales de cantería en los talleres y la demanda de este perfil de profesionales si estando vigente.
Hace poco más de un año dejó de trabajar como jefe de canteros de la Sagrada Familia. ¿Qué echa de menos de esa etapa y cuáles han sido las principales lecciones aprendidas?
Trabajar en la Sagrada Familia ha sido un privilegio al alcance de muy pocos profesionales, ¡y hay que dar gracias por ello! Allí aprendí la geometría de Gaudí. Su genialidad aplicada a la piedra en forma de curvas parabólicas e hiperbólicas que él encontraba en la naturaleza y después las aplicaba a la construcción, me sirvió para ver lo mucho que nos queda para formarnos como profesionales…y como personas. Es una construcción sumamente compleja, que ha utilizado a lo largo de su historia más de 50 clases de piedras procedentes de todas partes del mundo. Me siento feliz de haber podido aportar mi humilde grano de arena durante tantos años a una obra que pasará a la posteridad.
Su empresa sin embargo, continúa colaborando con el templo. ¿Qué tipo de trabajos sigue comandado para ellos?
Actualmente estamos elaborando piezas para construcción de las torres de los 4 evangelistas (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) Para ello es necesario contar con máquinas de moldurar de hilo, pero de 4 ejes interpolados. Así lo pide la compleja geometría de Gaudí.
¿Cuáles son las fases por las que pasan para abordar un trabajo de restauración de patrimonio con piedra?
La restauración es un mundo complicado, ya que intervienen muchos campos profesionales, y los criterios varían mucho en función del país. Italia por ejemplo, nos trae ventaja en ese aspecto.
Lo más importante y fundamental pasa por encontrar una piedra de sustitución (a ser posible la misma) que guarde no solo una estética similar, sino unas características físico-mecánicas determinadas; no es lo mismo restaurar patrimonio a primera línea de mar o en el pirineo.
Nosotros, como empresa, somos partidarios de restaurar partiendo como base la sustitución del material (si ya está en una fase de degradación total) más que el injerto con materiales químicos, que en muchos casos solo sirve para lavar la cara del edificio, pero que al poco tiempo será necesaria una reintervención. La cal por ejemplo, es un excelente elemento de unión ancestral que en muchos casos por desgracia ya no se usa.
La mecanización que hacen de las piezas de piedra sigue un proceso en donde la máquina hace el 80% del trabajo. ¿Por qué optan por la texturización manual?
La incorporación de maquinaria entre otras cosas nos ha servido a todos para poder realizar grandes obras en un tiempo corto de ejecución, y para obtener unos niveles de acabados y precisiones realmente increíbles, pero no todos los trabajos se pueden “mecanizar”.
Es imposible dar una determinada textura por ejemplo a una pieza de superficie hiperbólica de una manera industrial. Siempre será necesaria la mano de un buen profesional para “vestir” en forma de textura una pieza realizada por un CNC.
¡Bienvenida la tecnología! Claro está, pero hemos de tener claro dónde termina esta y empieza la otra fase artesana.
¿Cuánto tiempo pueden invertir en la parte manual de la talla de piezas?
En algunos casos las máquinas nos realizan la mitad del trabajo y el resto es pura artesanía. En otros esos porcentajes varían… Por desgracia todos tendemos a invertir menos tiempo en el trabajo artesanal, pero no solo porque se encarece el producto, sino también porque no quedan muchos profesionales de cantería en los talleres. Es un oficio que se va perdiendo y eso no es bueno.
Cuentan con una interesante colección de herramientas antiguas de talla. ¿Qué tiene de excepcional y peculiar?
Es un orgullo tener esa colección de herramientas tan antiguas de cantero expuestas en nuestras instalaciones, a disposición de escuelas, arquitectos, restauradores…Es importante no olvidar como se hacían las cosas varios siglos atrás. Eran de mi abuelo y mi padre. ¡Las tres generaciones las llegamos a utilizar conjuntamente!
¿En qué proyectos están trabajando actualmente y a qué retos se están enfrentando?
Actualmente tenemos como obra principal la elaboración de piezas para la Sagrada Familia, así como obra particular; escudos, placas conmemorativas, esculturas por encargo para obra civil… pero paralelamente hemos iniciado un proyecto de diseño de mobiliario urbano y de “arte funcional”, piezas de diseño con los materiales más nobles del mercado: mesas, botelleros, diseño de espacios exclusivos y personalizados, etc…en muchos casos nos inspiramos en la geometría de Gaudí para la obtención de piezas realmente únicas. Me divierto trabajando… ¡qué suerte la mía!
La mayoría de los proyectos en los que intervienen para la restauración, el material que trabajan es arenisca. ¿Con qué tipo de areniscas les gusta trabajar?
Preferentemente con la arenisca que lleva el nombre de mi pueblo; La Floresta (provincia de Lleida).
Es un excelente material del que disponemos en nuestra región, en forma de bloques de gran formato y calidad. Pero trabajamos con areniscas de todas partes. Siento predilección por ese tipo de roca.
En muchos casos importan las areniscas de Inglaterra, ¿por qué no encuentran arenisca nacional para los proyectos de Cataluña?
A nivel nacional existen areniscas de primerísima calidad. Ocurre que, a veces, en según qué restauraciones u obras, ya sea por un tema de integración cromática o por la composición química de la misma (básicamente por los tipos de cementos aglutinantes), es necesario encontrar un material determinado en otras regiones o países que ofrecen unas piedras muy específicas que, por desgracia, no disponemos aquí. Por ejemplo, cuando participamos en la restauración de la catedral de Barcelona hace unos años, se utilizó una arenisca de Escocia, ya que la piedra autóctona de la ciudad (piedra Montjuïc) está agotada. Ese material ofrecía las mismas características y durabilidad que la piedra existente.
Otra de las líneas de negocio de la empresa es el diseño de arte funcional como mobiliario, botelleros, etc. ¿Trabajan bajo pedido o hacen creaciones y después viene el trabajo de venta?
La creación y el diseño siempre me han atraído. Desde muy pequeño era para mí como una válvula de escape cuando realizábamos en el taller algún trabajo pesado o repetitivo. De alguna manera ahora hemos retomado esa vocación, un poco olvidada al trabajar tantos años en la Sagrada Familia. Realizo un tipo de arte que aparte de generar belleza sirva para algo en concreto, como una serie de botelleros para vino en donde se fusionan piedras que provienen de 12 países, o un mármol portugués traslúcido, que permite unas formas muy atrevidas e inspiradas en Gaudí y la naturaleza. De momento todas las obras las tenemos en exposición propia en nuestras instalaciones, pero pronto empezaremos a trabajar en su difusión. Ciertamente ya están despertando mucho interés en nuestros clientes.
¿Cuáles han sido las últimas piezas que han fabricado y qué tienen de especiales?
Aparte de toda esa edición de piezas-botelleros, mesas exclusivas en mármol y mobiliario urbano, estamos desarrollando otro proyecto con un gran artista pintor colombiano (DUVAN LÓPEZ) afincado en Cataluña, interpretando y produciendo algunas de sus obras a gran escala, con la intención de realizar una gran exposición al aire libre en algunas ciudades catalanas. ¡Todo un reto!
Compagina su actividad en la empresa con la de profesor de talla en Mollerussa en Lleida. ¿Cree que es necesaria una mayor oferta formativa en materia de cantería?
¡Por supuesto! Es cierto que no es fácil encontrar alumnos para esta materia, pero tampoco existen centros de formación para la cantería. En Mollerussa se atrevieron con ese nuevo módulo único y pionero para la formación de futuros operarios del sector de la piedra. Los alumnos obtendrán un título oficial, y lo que es mejor, acabarán medianamente formados para atender la demanda laboral existente en nuestra zona de Lleida.
¿Permite el curso cubrir la demanda de operarios del sector?
Esperemos que sí. La demanda es una realidad. Incluso ya este primer año algunos alumnos están realizando prácticas en talleres (formación dual) próximos al Instituto. ¡Todo un éxito!
¿Cree que el oficio de cantero sobrevivirá a la mecanización de los procesos de producción en el sector?
¡Sí!, pero habrá que reinventarlo; las necesidades actuales no son las mismas que las de hace cien años.
Existe en nuestro territorio una gran cantidad de patrimonio pendiente de intervención, y la mano artesana siempre tendrá que estar presente.
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