El arquitecto zamorano Francisco Somoza será el encargado de la redacción del plan director para recuperar el Puente de Piedra de Valdeón (Zamora).
El plan director tiene como objetivo analizar en profundidad la infraestructura para evaluar los deterioros producidos a lo largo del tiempo como consecuencia de las acciones del propio río, tales como el arrastre de troncos que generan alteraciones y roturas en los tajamares, así como las propias características de la solera, las barandillas y aceras del puente, que responden a su anterior uso como paso de vehículos.
El análisis comporta todas las alteraciones que han modificado el puente a lo largo de la historia derivadas, sobre todo, de la destrucción de las torres a principios del siglo XX, entre los años 1905 y 1907. «Se trata de analizar la evolución y las afecciones que han modificado el Puente de Piedra para elaborar un programa de intervenciones», cuenta el arquitecto. Entre las más prioritarias, figuran aquéllas que servirán para recuperar el carácter monumental del viaducto y, de cara al futuro, la posibilidad de reconstruir las torres. Para cualquier de estas acciones, será necesario consultar a Patrimonio, sobre todo, si se tiene en cuenta que la infraestructura está en proceso de declaración BIC por parte de la Junta de Castilla y León.
Las actuaciones más prioritarias están relacionadas con la solera del puente en su pavimento, fruto de las intervenciones sucesivas que se han ejecutado en las dos últimas décadas. Su estado de conservación es «malísimo», con grietas y reparaciones acumuladas «siempre con carácter de provisionalidad», esgrime el arquitecto zamorano. Un pavimento de losas de granito y con una capa superficial que permita el paso cómodo sin generar deslizamientos es, según Francisco Somoza, el firme más apropiado para el futuro Puente de Piedra, concebido ya como estrictamente peatonal. En todo caso, «hay que recordar que durante una época los protagonistas han sido los vehículos, no los peatones, y eso ahora se da la vuelta».
A su vez, Somoza tampoco pasa por alto la barandilla del viaducto, con sectores que «necesitan una reparación, al igual que sus apoyos, que también se han ido estropeando». El arquitecto alude a «la utilización de muchos morteros de cemento que han revocado parte de las fábricas de piedra que alteran las características originales y degradan la piedra, sin olvidar sectores de los tajamares afectados por los troncos». Los cableados y la instalación eléctrica también requieren una actuación, así como la relación del puente con ambos accesos para que los edificios colindantes queden a un mismo nivel.
Somoza enfatiza que el monumento, construido entre los siglos XII y XIII, «ha sido el puente sobre el Duero más relevante de la Vía de la Plata durante toda la Edad Media». Su valor va más allá del aspecto monumental y arquitectónico, ya que «es también un elemento estructural del territorio».
Fuente: La Opinión de Zamora.