El 22 de marzo de 2002, ante el continuo aumento en el número de casos de contagio por coronavirus, el gobierno italiano de Conte aprobó un nuevo decreto que contiene una serie de medidas para detener la epidemia. En particular, el texto explica que todas las actividades consideradas no estrictamente necesarias están suspendidas, y aquellas en las que el trabajo puede continuar, aunque con precauciones.
«Cerraremos todas las actividades de producción no esenciales hasta el 3 de abril. Farmacias, supermercados y parafarmacias permanecerán abiertos. Los servicios esenciales estarán garantizados: bancos, correos y aseguradoras», ha indicado el primer ministro en rueda de prensa.
Entre la lista de actividades que no pueden seguir operando está la extracción de minerales y otras actividades de extracción de minerales de canteras y minas, las actividades de apoyo para la extracción de canteras y minas de otros minerales y los trabajos de construcción especializados (excepto la instalación de electricidad, fontanería y otros trabajos de construcción e instalación).