Josep Miàs, de Mias Arquitectes, ha sido el ganador del Premio Internacional de Piedra por su proyecto de la reforma del espacio público del casco antiguo de Banyoles (Gerona) realizado con la piedra de Banyoles, el travertino. Este, ha sido solo uno más de los reconocimientos que ha ido cosenchando su estudio a lo largo de los años. Focus Piedra le entrevista en exclusiva.
En 2007 definía la filosofía de su estudio como un ejercicio de un cuadro clásico de gimnasia, ¿ha cambiado la filosofía en los últimos años?
Creo que seguimos comprobando las mismas premisas con las que empezamos a trabajar, por lo que somos cada día un poco más sabios simplemente.
Estamos asistiendo a una catarsis de la arquitectura y la figura del arquitecto. ¿Hacia qué tipo de modelo cree que se dirigen ambos?
Las preocupaciones del arquitecto siguen siendo las mismas, de relación del hombre con su entorno y con el mundo. Han cambiado las condiciones de este contexto por lo que el arquitecto debe de hacer un esfuerzo enorme de comprensión de esta nueva realidad y que evidentemente conduce a una respuesta distinta, incluso sorprendente, a ésta.
Ha recibido recientemente en Italia el Premio Internacional de Piedra. ¿Qué puede contarnos del proyecto ganador?
El proyecto de reurbanización y pavimentación del casco antiguo de Banyoles es un proyecto que se ha hecho muy lentamente durante unos diez años. Lo que ha permitido una reflexión continua sobre el espacio público. Esto ha comportado que las respuestas de proyecto se redujeran a su mínima expresión, lo que constituye su mayor cualidad. El enorme prestigio del premio nos confirma simplemente el valor de este esfuerzo reductivo.
¿Cuál ha sido la parte más compleja del proyecto?
La compatibilidad de los servicios bajo rasante, enterrados, con todo el cálculo hidráulico de los canales superficiales y subterráneos a fin de garantizar un buen desagüe del lago, tanto en época de lluvias como de sequía, y garantizar así mismo un mínimo caudal todo el año en su canal visible exterior, teniendo en cuenta el desarrollo topográfico de todo el ámbito.
¿Qué valoración hace de la piedra natural como material constructivo?
De gran nobleza, y sobre todo con un buen envejecimiento, adquiriendo con el tiempo un mayor carácter. Un material capaz de narrar la historia del lugar, y registrar el tiempo en sí mismo.
¿Cuál es la parte que más le apasionada del proceso creativo?
Me parece importante que el proyecto sea capaz de explicar historias, tanto la del lugar como la de sus habitantes, como la propia misma. Y ser capaces de sorprendernos con la resultante de la superposición de estas historias.
Ha sido invitado como docente a muchas universidades de arquitectura, ¿qué diferencias aprecia en los modelos educativos de la arquitectura respecto a nuestro país?
La verdad es que soy muy crítico respecto a la estructura académica actual de las escuelas de nuestro país que impide disponer de los mejores arquitectos. No existen dispositivos que permitan incorporaciones de gran intensidad de los arquitectos realmente interesantes en estos momentos ni mecanismos realmente imparciales para la incorporación de nuevos talentos. Cosa que sí sucede en el extranjero.
Su proyecto de la Sede iGuzzini ha sido muy comentado. Con la experiencia adquirida y mirando atrás desde la distancia, ¿Qué cambiaría del proyecto?
Estamos muy satisfechos del proyecto en términos generales. Siempre hay cosas que cambiarías desde el día siguiente al inicio de la construcción pero me parece que el planteamiento es de tal claridad que permite asumir aquello que podría haber sido mejorable sin ningún remordimiento.
¿Cree que su interés por la geometría no siempre ha sido entendido?
Creo que la arquitectura en general ha perdido rigor resultando muchas veces banal porque no hace un uso preciso de la geometría. Los programas informáticos, inversamente a lo que se les podría haber exigido, han contribuido muchas veces a esta simplificación. Por otra parte el público en general no quiere hacer esfuerzos de comprensión. Pero esto no solamente le sucede a la arquitectura, sino que también le sucede al arte o a la música o al cine. Me gustaría que nuestra arquitectura se leyera como esta
superposición de capas en las que vas leyendo y encontrando el sentido final de la obra de arquitectura. No veo interés en hacer este esfuerzo, simplemente.
¿En qué proyecto está trabajando ahora y qué puede contarnos de él?
En la transformación de un barco del año 1927, remolcado expresamente desde el río Mississippi USA hasta el puerto de Tánger, Marruecos, de unos 3500 m2 en un hotel. Se trata, como decía al inicio, de los mismos problemas, pero en un contexto absolutamente nuevo.