La exportación de pizarra de las canteras gallegas y de Castilla y León inició una tímida recuperación el pasado mes de octubre, según los últimos datos que manejan los empresarios del sector. El acumulado de los 10 primeros meses del año marcaba un descenso del 5,5 % respecto al mismo periodo de 2017. El dato, aunque no es bueno, sí mejora el correspondiente a septiembre, cuando la disminución fue mayor: el 6,3 %.
La mejoría del mercado francés, que recuperó dos puntos porcentuales en el último mes, pasando de un descenso del 6 % a uno de solo el 4 %, tiene mucho que decir en esta ligera mejoría de las exportaciones. Hacia el país vecino viajaron 166.501 toneladas, o lo que es lo mismo, el 42,5 % de las ventas en el exterior de las productoras de pizarra.
Entre enero y octubre, las pizarreras sacaron 391.574 toneladas, facturando 210.863.620 euros, todavía por debajo de las 414.291 toneladas y 221.574.524 euros de 2017.
El comportamiento fue desigual en el resto de importadores. Así, Reino Unido continuaba su caída, llegando al 5 % de descenso respecto a 2017 y pasando de las 124.945 toneladas del año pasado a las 119.263 del actual. A su vez, Alemania siguió la tendencia de Francia, iniciando una suave recuperación al pasar de una diferencia del -12 % al -10 %. Los distribuidores del país germano compraron 52.809 toneladas, seis mil menos que hace un año.
Todas estas cifras, a pesar de no ser buenas, invitan a un cauto optimismo al empresariado del sector. Pero el mejor dato reflejado por las estadísticas hay que buscarlo en la recuperación del precio medio de la tonelada, cuya variación fue mínima durante muchos meses, mientras los costes se encarecían. Los 537 euros que se venían pagando de media por una tonelada en septiembre ya subieron hasta los 539 euros que se abonaron en octubre. Ambas tarifas están por encima de la de la de octubre de 2017, cuando el comprador hubo de entregar 535 euros para conseguir mil kilos de esta roca.
El sector de la pizarra sigue a la espera de la negociación del acuerdo marco que regula las relaciones laborales. A mediados de este mes está previsto, tal y como confirmaba ayer José Paradelo de UGT, que se retome la constitución de la mesa de negociación, paralizada por las discrepancias en cuanto a la composición de la misma. Inicialmente se había acordado que en la mesa negociadora estuvieran presentes nueve representantes de los empresarios y otros tantos de las centrales sindicales, repartidos entre UGT (7) y CC.OO. (2). Dado el nivel de representación que tiene la CIG en la comunidad, se ha considerado que el sindicato gallego debe estar presente en la mesa con una persona (estaba previsto que tuviera voz pero no voto), «de tal manera que los empresarios tendrían 10 representantes, siete UGT, dos CCOO y uno la CIG», apuntaba Paradelo.
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