La disminución de la productividad de las empresas, los más de 300 despidos de los últimos años y la falta de control y seguridad en las canteras de mármol y aserraderos, son solo algunas de las señales de alarma que dibujan las dificultades por las que atraviesa la industria de la piedra en Sicilia.
La advertencia la hace la Federación italiana de Trabajadores de la Construcción y Afines, la FILLEA CGIL, que esgrime que el sector perdió un 15% de los trabajadores que en el territorio suman unos 2.000 empleados. De hecho, un total de más de 300 trabajadores han sido despedidos en los últimos años.
La situación está agravada por el cierre de decenas de empresas, la crisis provocada por la caída de las exportaciones y la enorme cantidad de material sin vender.
«El sector – dice el secretario de la CGIL FILLEA, Enzo Palmeri – es, hoy en día , fuertemente penalizado. Las empresas tienen problemas para colocar el material en el mercado. Turquía es una gran competencia, que introduce en el mercado un producto de calidad y a un menor precio. Esto está teniendo un impacto sobre el mármol hecho en Custonaci. Otro problema es que los compradores árabes se aprovechan de los almacenes llenos para comprar el producto por un precio inferior».
El 80 por ciento de las canteras de Sicilia se encuentra entre Custonaci y Castellammare del Golfo y parece que van a necesitar de medidas para revitalizar la industria.
Para FILLEA CGIL este sector es uno de los más importantes de la provincia, pero necesita fortalecerse y mejorarse a través de una mayor inversión en innovación tecnológica, la formación y la protección del medio ambiente.
En particular, en la provincia de Trapani insiste están el 80 por ciento de la canteras de la isla. De las 95 canteras de Sicilia 73 están situadas entre Custonaci, de los cuales hay 56 con una concentración del 60 por ciento, y Castellammare del Golfo cuentan con 17.
«El sector – dice el secretario Palmeri – tiene un enorme potencial de desarrollo, pero actualmente se encuentra en una situación de inmovilidad. Hay que hacer algo. Medidas que combinen la competitividad, el empleo y el cuidado del medio ambiente, y que eliminen una serie de problemas estructurales. En primer lugar el tipo de empresa familiar contrario a la lógica de gobierno corporativo, las dificultades en el cambio generacional y un nivel limitado de la formación».
Los temas en los que la FILLEA CGIL se centra más también es el de respetar las normas de higiene y seguridad en las canteras y aserraderos.
«Las reglas están ahí, pero los controladores no», resume Palmeri. «La falta de personal de control – dice el secretario de FILLEA – significa que se trabaja en las canteras con 40 grados, bajo la lluvia, diez horas seguidas sin casco protector. Necesitamos normas claras y eficaces”. En contraste esperan que las organizaciones de empresarios que no respetan las normas y acuerdos que sean expulsados.