La fecha de comienzo para la rehabilitación de la fachada del Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, que hace unos días sufrió el desprendimiento de una parte de su cornisa, se adelantará al próximo 20 de mayo, según ha previsto el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Técnicos del ministerio se han reunido hoy con el director de obra y la empresa contratista para modificar el plan de ampliación del museo y han acordado iniciar la rehabilitación de la fachada una vez estén «desalojadas o protegidas» las salas que puedan resultar afectadas, según un informe institucional. «Se prevé que la rehabilitación de la fachada se iniciará el próximo 20 de mayo», han señalado las fuentes, que han estimado un plazo de ejecución de siete meses.
Los técnicos han comprobado el estado de la fachada y, pese a no haber detectado riesgos inmediatos de nuevos desprendimientos, han comenzado a instalar una red de mallas y una marquesina protectora para impedir la caída de posibles cascotes a la vía a lo largo de toda la fachada principal.
Según las mismas fuentes, se brindará una «especial protección» a los elementos de especial relevancia arquitectónica que pueden tener un mayor riesgo de caída, como aleros y balcones.
Asimismo, el ministerio ha recordado que el San Pío V es «una de las pinacotecas más importantes y de mayor relevancia de España» y ha agradecido tanto al Ayuntamiento como a la Generalitat Valenciana su colaboración para poder realizar una «rápida rehabilitación de la fachada».
El Colegio de San Pío V, actual sede del Museo de Bellas Artes de Valencia y de la Real Academia de San Carlos, fue fundado por el Arzobispo Juan Tomás de Rocabertí para formación de sacerdotes. Proyectado por Juan Pérez Castiel en 1683, su ejecución se demoró hasta bien entrado el siglo XVIII. Está compuesto por dos partes: el colegio y el templo.
El colegio es de planta cuadrangular dispuesto alrededor de un claustro, y sus dos torres en la fachada que se asoma al antiguo cauce del Turia le dan un cierto aspecto de alcázar, como era frecuente entonces en los monasterios y en ciertos palacios de la ciudad. En dicha fachada destaca el almohadillado de las esquinas, en forma de puntas de diamante, los frontones alternados rectos y curvos que coronan las ventanas, las cornisas y los remates de jarrones y bolas.
El templo se adosa a este rectángulo con su planta octogonal y su gran cúpula de teja vidriada azul, reconstruida después de haber sido derribada en 1925. Es de destacar también su fachada, obra de José Minguez con dos pisos, pilastras en resalte y un frontón curvilíneo que la remata, todo lo cual se sitúa en el paso del barroco al neoclasicismo. Entre 1820 y 1826 fue sede de la Beneficencia, y en 1835 pasó a depender del Estado, que lo dedicó a almacén de provisiones del ejército y, durante la Guerra Civil, a hospital militar. Tras el conflicto pasó a albergar el Museo de Bellas Artes de Valencia.