El Grand Hotel Duchi d’Aosta de Trieste en Italia es un hotel boutique de 5 estrellas situado en Piazza Unità d’Italia, la plaza con vistas al mar más bonita de Europa. Su reciente reforma ha sido realizada por Egidio Panzera Architect, con mármoles de Margraf.
Construido en 1873, el Grand Hotel Duchi d’Aosta se encuentra en una zona con una larga historia que comenzó en 1300 con el Hospitium Magnum, un hotel privado con establos, que luego se convirtió en Osteria del Dazio, luego Locanda Grande, hasta, más recientemente, Hotel Vanoli y, finalmente, el actual Grand Hotel Duchi d’Aosta.
Una sucesión de invitados ilustres, celebridades y nobles del más alto rango se alojaron en sus habitaciones durante el siglo XVII: la Archiduquesa María Magdalena de Austria, esposa de Cosme de’ Medici, Gran Duque de Toscana (1608), la Infanta María Ana de España, esposa de Fernando I (1631), Federico Gonzaga duque de Mantua (1662), así como del almirante Horatio Nelson, la reina María Carolina de Nápoles, el arqueólogo Johann Joachim Winckelmann, los emperadores José II y Leopoldo II, Giacomo Casanova, Carlo Goldoni y Joachim Murat.
El proyecto de rehabilitación de fachadas e interiores del hotel, firmado por Egidio Panzera Arquitecto, surgió de un profundo estudio histórico y arquitectónico. Trieste es una ciudad fronteriza centroeuropea, cuya luz algo soñadora oculta la energía resultante de poderosas contradicciones y diversidad. Situada junto al mar pero protegida por una meseta, es un crisol de diferentes culturas y religiones. Su complejidad siempre ha alimentado el deseo de conocimiento y creatividad. “Trieste tiene una gracia hosca”, escribió Saba sobre su ciudad, mientras Schiele la describía pintando su reflejo en el mar, un reflejo que fragmenta la imagen, mezcla sus colores y plasma la complejidad de Trieste.
El restyling del Duchi nació de un deseo de preservar el patrimonio del sitio en un proyecto de precisión quirúrgica que, sin embargo, no deja de introducir interpretaciones contemporáneas y matices de diseño que posicionan los espacios entre el pasado y lo contemporáneo.
«Hemos querido resaltar la importancia histórica de sus espacios a través de la elección de colores y materiales que refuerzan el carácter elitista e identitario del hotel, que alcanzó su máximo esplendor durante el dominio de los Austrias. Precisamente pertenecientes a los interiores de los Habsburgo, el verde, el rojo y el azul fueron los colores seleccionados para formar el telón de fondo y la paleta del nuevo vestíbulo», han indicado estudio de arquitectura.
Al pasar por las puertas de madera del anteproyecto original, uno es recibido por un espacio “teatral”; un candelabro extravagante hecho de fino cristal veneciano con tintes de aguamarina es el actor principal, mientras que una alfombra iridiscente a juego con las volutas de vidrio alude a las ondas y colores del mar de Trieste. En la búsqueda de una nueva simetría, el proyecto redefinió la geometría de las columnas perimetrales, revestidas de mármol rojo de Verona e incrustadas como las pilastras de la fachada del edificio, que descansan sobre el suelo original de parqué de nogal con juntas de latón. En el fondo del vestíbulo se encuentra el histórico mostrador de madera, heredado del período de gestión de Ciga, restaurado a su antiguo esplendor con una tapa de vidrio fundido con reflejos dorados y bronce, los mismos reflejos parpadeantes de las luces de Trieste en el mar.
Se prestó especial atención al proyecto de iluminación, dirigido por la diseñadora de iluminación Bianca Tresoldi. Con extrema sofisticación, la iluminación tiende a enfatizar las formas y los materiales arquitectónicos.
A la derecha del vestíbulo se encuentra la exclusiva sala Svevo, cuyas paredes están adornadas con un brocatel rojo de la histórica fábrica de tejidos veneciana Bevilacqua. Una alfombra con reflejos dorados dicta la posición de los elementos de mobiliario fino, que crean un salón de conversación enriquecido por una librería de latón hecha a medida e integrada en la alcoba de la habitación. A la izquierda del vestíbulo se encuentra el Club dei Club , una sala utilizada por el restaurante con calificación Michelin, cuyas paredes están vestidas con tela de brocatel verde. La mirada del invitado/espectador es capturada y entretenida por las “bailarinas de ballet”, mesas hechas a la medida que parecen flotar en el espacio gracias a la suave luz que brilla a través del tul debajo de la parte superior y que envuelve la pata central. El espacio está lleno de un trasfondo de sensualidad.
El hueco de la escalera del edificio se transformó en una galería de arte no convencional y se ha creado un itinerario de exposición alrededor del hueco del ascensor y en los rellanos del piso. Los escalones de madera originales se conservaron y restauraron, mientras que los descansos se enriquecieron con tramos de tela satinada para crear un telón de fondo para las obras de arte que componen las exposiciones temporales que se llevan a cabo en lo que se ha convertido en la Galería de Arte de Harry.
El hueco del ascensor, por otro lado, está revestido de mármol local Fior di Pesco Carnico, cuyas tonalidades y patrones armonizan con el latón de los intradoses del ascensor y con los colores del satén. Finalmente, como en el vestíbulo, los candelabros de cristal color aguamarina son los protagonistas de una nueva elegancia.
Egidio Panzera Architect
Crédito de la foto: Studio Emozioni
