Laminam se ha propuesto marcar la diferencia en términos de higienización de sus superficies con la incorporación de una nueva tecnología. El objetivo: acabar con moho, hongos y bacterias en casa y los olores desagradables que estos provocan, limpiar fácilmente las superficies en la cocina y en el baño, y contribuir a luchar contra la contaminación atmosférica preservando en el tiempo la estética de las fachadas externas a costes reducidos.
«Nuestras superficies son fruto de un proceso de sinterización que somete las materias primas a temperaturas superiores a los 1.200 ºC. Los acabados estándar que salen de nuestros centros de producción ya nacen, por lo tanto, bacteriostáticos. Tests realizados en laboratorios externos acreditados – explica Roberto Pederzoli, director de Calidad de Laminam – han demostrado en efecto una reducción de los microbios, bacterias y moho de hasta el 93 % en nuestras superficies sin intervenciones añadidas».
Las grandes dimensiones que ofrecen además las superficies Laminam reducen drásticamente la presencia del único punto crítico en el que podrían proliferar: las fugas entre una losa y otra. «Por eso – matiza Pederzoli – los acabados Laminam se recomiendan para suelos y revestimientos en interiores y en exteriores o bien, en el ámbito de diseño de interiores, para mesas, superficies de trabajo, encimeras para cocinas y baños.» Pero a los que no se conforman con estos resultados ya notables, Laminam les ofrece también una serie de tratamientos bioactivos añadidos, aplicables en gran parte de sus productos del catálogo, «totalmente seguros tanto para los seres humanos como para los animales domésticos.»
Diseñados en colaboración con institutos de investigación nacionales e internacionales y empresas líderes en el campo de las tecnologías innovadoras, los tratamientos bioactivos de Laminam – gracias a un proceso de fotocatálisis natural desencadenada por los rayos UV de la luz solar – permiten de hecho reducir hasta un 99,9 % la presencia de bacterias, hongos y moho en sus superficies, el deterioro de las sustancias contaminantes presentes en el aire acompañado de la liberación de oxígeno y facilitan la limpieza de las superficies horizontales y verticales en interiores y exteriores a través de un proceso de separación natural de los compuestos orgánicos que se depositan sobre estas (con la consiguiente reducción de los costes de intervención para mantener su aspecto original).
«La tecnología que aporta bioactividad a los acabados – concluye Roberto Pederzoli – se basa en la aplicación en caliente de bióxido de titanio que se adhiere así perfectamente a las superficies, prolongando su acción y eficacia durante toda la vida de las losas cerámicas Laminam.» Se garantiza así una desinfección continua, también en condiciones de escasa iluminación solar, y una constante acción de lucha contra la proliferación de bacterias y de sustancias contaminantes tanto dentro como fuera de una vivienda – por ejemplo 150 m2 de superficies Laminam depuran la misma cantidad de aire en un año que un bosque de unos 1000 m2.