Cuando el nuevo estadio de los Golden State Warriors se trasladó de Oakland a San Francisco, una de las grandes prioridades, tanto del ayuntamiento como de los Warriors, era integrar el recinto en la arquitectura local del moderno barrio de Mission Bay, y que al mismo tiempo, se distinguiera de su entorno.
Manica Architecture fue el responsable del diseño del Chase Center, creando además un estadio con una estética tan futurista como atemporal, con un diseño de 360° para que resultara acogedor desde todos los ángulos.
El modelo Iron Corten fue el material elegido para su imponente fachada. Un modelo de intensos tonos naranjas que revisten el edificio de forma única, y cuyo color fue personalizado por Neolith® en tres variantes.
En total se utilizaron más de 1.400 m2 de Neolith® en la fachada, incorporando además el tratamiento Pureti a las tablas, lo que proporciona un auto limpiado constante de las fachada y reduce los agentes contaminantes.
El equivalente a plantar 360 árboles, y el escenario perfecto para que los Golden State Warriors tengan la oportunidad de brillar con luz propia, y celebrar numerosas victorias.