El interiorismo del parador da “Costa da Morte” ha sido a cargo de Grupo Ramón García que ha contado con Marmolería Suárez para la zona del hall.
En total el taller de Oroso (La Coruña) se han encargado de la fabricación de tres mostradores -uno adaptado para minusválidos- en granito azulino en acabado apomazado con incrustraciones led.
Ante el reto de proyectar el interiorismo de esta obra arquitectónica situada en un paraje singular, sin lugar a duda debía buscar inspiración en él y hacer guiños a las costumbres y leyendas para poder ofrecer al visitante una experiencia única y enriquecedora.
Una característica importante de la edificación es su forma escalonada y el innovador ascensor que baja de forma casi horizontal, por esta circunstancia se ha guardado una pauta de color en los elementos de cada planta facilitando la orientación del huésped. Así mismo, al llegar a cada una de estas plantas una escultura en cerámica de Buño diseñada por Manolo Eirín en colaboración con el artesano Rulo, recibe al usuario como si de una puesta de sol se tratase en las diferentes tonalidades mencionadas anteriormente.
En planta baja los mostradores son un símil del resultado de las fuertes mareas que dan nombre a esta costa y como rompen las rocas de los acantilados con la fuerza que trae…, una estructura de madera recuerda a los secaderos de congrio que marcan sin duda parte de la cultura lugareña y unas enormes luminarias metálicas en forma de nasas también remarcan la potente actividad pesquera de la región. Por último, y no menos importante, son los asientos de espera que hacen referencia a las leyendas gallegas y en concreto a dos de las grandes y mágicas piedras que son visitadas por centenares de personas como parte de la cultura popular en el Camino de Fisterra-Muxía. La piedra de la cabeza y la piedra de abalar, esta en concreto integra un bordado que hace un guiño a la rotura y reparación que ha sufrido a lo largo de su historia y donde el huésped podrá experimentar la acción de abalar.
Descendiendo por la edificación llegaremos al restaurante donde el mágico bosque gallego nos invade, las hojas de la arbolada separan las mesas y una extensa cortina penetra en la ambientación como la niebla que avanza cubriendo los árboles. Otra estampa característica de Galicia son los embarcaderos y los colores de los botes pesqueros que reinterpretamos de forma abstracta en la cafetería. Los paneles textiles son el reflejo de estos botes en el agua entremezclándose como las pinturas en un lienzo.
En la habitación, nada más entrar encontraremos con una extensión de lo que vemos a través de la ventana, el cabecero es uno de los bolos de playa tan característicos de la costa gallega invadidos por líquenes de color, las mesillas de noche raíces de los árboles que protegen de los fuertes vientos y el separador de bañera una larga ladera cubierta de Toxo en sus tonos verdes y amarillos.
El espacio arquitectónico proyectado por y para su habitabilidad alberga además unas características únicas para la contemplación de la obra artística, por eso muchas de sus zonas de descanso se han diseñado con este fin.
El mobiliario se dispone en islas que dan una mejor perspectiva de las piezas y animan a contemplarlo y disfrutarlo de forma íntima y relajada, convirtiéndose en rincones o espacios museísticos en lugar de zonas meramente de paso.