Los marmolistas de arte funerario apuran los últimos pedidos de la campaña 2017 de Todos Los Santos. Una campaña que este año ha tenido un comportamiento desigual en donde crecen los pedidos y se reduce la facturación. Hablamos con cinco marmolerías dedicadas al arte funerario para que nos cuenten sus impresiones.
Marmolería Pefersa, con sede en Cartes (Cantabria), cuenta con unas instalaciones de más de 3.000 metros cuadrados; y seis, de los 40 empleados que tiene la empresa, trabajan en exclusiva a la gestión y fabricación de lápidas. Para Antonio Pérez Fernández, gerente de esta sociedad, este ha sido un año muy similar al 2016 puntualizando que esta campaña los clientes han sido más previsores y no han tenido tantos pedidos de última hora. Señala que el gasto medio por pedido ha bajado hasta los 250 euros. “Ahora la mayoría de los trabajos son la grabación de lápidas y cada vez se hacen menos nichos. El mercado ha bajado y el gasto por lápida es menor”. Pese a ello, Pefersa tiene su área de influencia en una comunidad autónoma que es un paraíso en lo que a la interferencia de seguros y funerarias se refiere comparándolo con otras. “En Cantabria ni los seguros ni las funerarias ofrecen lápidas”, afirma Antonio.
Ellos se han especializado en las lápidas con materiales porcelánicos y la grabación láser que les ha permitido acortar de forma considerable los plazos de entrega. “Si antes tardábamos 10 días, ahora acabamos los trabajos en cuatro”.
En cuanto a las tendencias apunta a una total personalización de los diseños en donde los motivos religiosos están perdiendo protagonismo.
Jesús María San Juan, es el gerente Marmolería Norte en Abanto-Zierbana, Bizkaia y llevan más de 40 años en el sector del arte funerario. San Juan conoce sobradamente bien los entresijos de la profesión. En su opinión, “este año los pedidos han descendido sobre un 5% respecto a 2016, si bien es cierto que el volumen de trabajo ha cambiado con respecto a años anteriores. Ahora se realizan más cantidad de placas tipo osario y similares de pequeñas medidas, debido al aumento de las incineraciones”.
En el caso de Bizkaia las funerarias sí gestionan los trabajos de arte funerario con las consecuencias que ello tiene en algunos casos para el negocio.
Jesús María San Juan lo tiene claro, “este sector estaría mejor y más fuerte si las funerarias no gestionarían este producto. Es difícil determinar que activaría este sector pero mientras queden marmolistas que trabajen la piedra natural, siempre se realizarán obras de arte”.
A muchos marmolistas les ha tocado hacerse cargo de trabajos originales y diferentes y Marmolería Norte no es una excepción. “Hace algunos años realizamos una lápida sobre suelo que imitaba perfectamente un ordenador en un entorno futurista y extremo con una combinación perfecta de granitos, mármoles, metal y hormigón, realzando alguna zona de jardín muy minimalista, con todo ello se creó un entorno muy original y digno de admirar, como una pequeña obra de arte, el creador del diseño fue realizado entre la familia y nuestro equipo”, cuenta.
En Mármoles Diego llevan desde los años 60 dedicados al arte funerario en L’Hospitalet de Llobregat donde además cuentan con una tienda física y dan cobertura a cerca de 40 cementerios en la provincia. Fuentes de la empresa afirman que para ellos esta campaña ha sido peor que la del año pasado, principalmente por el aumento de las incineraciones “a pesar de que esta última semana de Todos los Santos continúan entrando pedidos”.
Las lápidas y las inscripciones siguen siendo los trabajos más habituales aunque siempre hay excepciones como el encargo que recibieron de realizar un busco de 1,90 metros de la persona fallecida para instalar en el panteón.
Francisco Javier García es el gerente de Mármoles Pablo García de Palencia, él y su hermana son la quinta generación en la empresa dedicada al arte funerario de forman intensiva. En su opinión, esta campaña ha sido muy parecida a la del año pasado con importantes oscilaciones en el flujo de pedido en los últimos meses y semanas.
El 92% de la actividad de la empresa está dedicada al arte funerario y son los panteones el trabajo más habitual. Cuentan con una tienda y exposición en la capital palentina y sus clientes se gastan de media, unos 3.500 euros. Javier afirma que su filosofía “es intentar apostar por las incrustaciones en lápidas y hacer cosas diferentes”. En cuanto a las tendencias, apunta a que cada vez se incluyen menos referencias y símbolos religiosos en los trabajos incorporando otro tipo de motivos como paisajes o elementos que tiene que ver con el plano personal del fallecido.
Otra de las empresas fuertes en del sector funerario son Mármoles Guzmán de Asturias. Disponen de dos centros de trabajo, uno en Mieres, justo enfrente del cementerio, y otro en Navia.
Alejandro Martínez, responsable de la firma, confirma de nuevo que las ventas han sido muy similares al año pasado y que los pedidos comenzaron en el mes de agosto. “En líneas generales, ha habido más pedidos pero de menor cuantía”. Sus grandes socios en el negocio son los enterradores con los que mantienen una estrecha relación con quienes coordinan una parte importante de los trabajos.
En el caso de Mármoles Guzmán, también aprecian que son cada vez más frecuentes los tallados en piedra y la personalización de las grabaciones. También están intentando poner su granito de arena en la actualización y modernización de las lápidas con la incorporación de lápidas de vidrio con materiales como Glaskeramik.
