La empresa extremeña Pizarras Villar del Rey, dedicada a la extracción y elaboración de pizarra liquidará su actividad próximamente después de que sus acreedores rechazaran las condiciones contenidas en la propuesta de convenio para salir del concurso de acreedores en el que se encontraba desde el año 2009.
El rechazo fue masivo, manifestado por el 94,84% de las empresas a las que Pizarras Villar del Rey debe dinero. Prácticamente ninguno aceptó el plan de viabilidad, que consistía básicamente en que la empresa ofreció pagar la deuda sin intereses a partir del quinto año de vigencia del acuerdo hasta el décimo.
La empresa cuenta con 87 trabajadores en activo y técnicamente sigue en fase de convenio, pues aún no se ha dictado el auto para abrir la fase de liquidación. Pero es más que probable que éste se publique en los próximos días, explica el administrador concursal, Álvaro Cancho, que se encarga ahora de la empresa en colaboración con el despacho de de abogados concursalistas de Antonio López Aparcero.
Según Cancho, la posible disolución de la empresa se debe principalmente a la caída de la demanda en la construcción no solo en España, sino también en el resto de Europa. En estos momentos, la deuda de Pizarras Villar del Rey es de casi seis millones de euros, de la que prácticamente la mitad corresponde a una sola empresa, Exsa. Esta firma se dedica a las voladuras para desescombrar explotaciones mineras y otros negocios.
Entre los acreedores personados ayer en la junta celebrada en Badajoz se encuentra una veintena de extrabajadores que cobraron sus indemnizaciones cuando fueron despedidos a través de unos pagarés que luego no pudieron convertir en dinero, según informó su abogado, Felipe Muriel.
Fuentes conocedoras de la situación de la firma aseguran que aunque parte de la maquinaria puede estar obsoleta, la empresa pacense todavía mantiene activos atractivos, como es la propia cantera y las concesiones mineras para extraer pizarra. Estas mismas fuentes que por este motivo hay empresas interesadas en comprar estos activos una vez que se haya decretado la liquidación.
A pesar de que la mayoría de su cartera de clientes se encuentra en el extranjero, Pizarras Villar del Rey fue una de las primeras empresas relacionadas con la construcción que comenzó a notar la crisis económica. Ya en octubre de 2008, cuanto todavía se esbozaba el actual panorama, la firma presentó un expediente de regulación de empleo (ERE), que pretendía el despido de 32 trabajadores de un total de 126. La Junta rechazó esta petición y otra posterior en parecidos términos.
Dio su permiso a una tercera solicitud de ERE en febrero de 2009, pero que rebajaba de manera considerable las pretensiones de la compañía. Preveía la suspensión durante cuatro meses y medio de los contratos del 70% de la plantilla, un total de 88 trabajadores.
La situación no mejoró y el 30 de septiembre de 2009 el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Badajoz decretó la entrada de la empresa en un concurso de acreedores. Debido a que era de carácter voluntario, el deudor conservaba las facultades de administración y de disposición de patrimonio, pero éstas estaban sometidas a la intervención de un administrador concursal. Ya en abril de 2010, tuvo que recurrir a un nuevo ERE de carácter suspensivo, en el que redujo su plantilla durante otros tres meses.
La penúltima mala noticia tuvo lugar el pasado 12 de abril, cuando el Boletín Oficial del Estado publicó la entrada en otro concurso voluntario de acreedores de Negro Villar, de los mismos propietarios que Pizarras Villar del Rey. En concreto, esta empresa se dedica a la extracción de granito y cuenta con una docena de trabajadores.
En este caso, se trata de un proceso abreviado, de más rápida resolución, lo que entre otras cosas evita la celebración de una junta de acreedores y reduce los plazos legales para resolverlo.
