Crédito y Caución prevé que Turquía se consolide en 2014 como un entorno estable, sólido y equilibrado con un crecimiento del PIB cercano al 5%. En la última década, Turquía ha experimentado un progreso económico impresionante. El país, que goza de una relativa estabilidad política desde 2002, registra crecimientos del PIB por encima de la media europea, al tiempo que la renta real per cápita ha aumentado sustancialmente. El rápido crecimiento de una población de 75 millones de habitantes y la creciente prosperidad han convertido a Turquía en uno de los mercados emergentes de mayor relevancia para la exportación española: es el décimo mercado por tamaño y el tercero extracomunitario, sólo por detrás de Estados Unidos y Marruecos.
El boom económico dio lugar a algunos desequilibrios, como el déficit por cuenta corriente del 10% o la inflación del 9%. Tras dos años de fuerte crecimiento del PIB impulsado por la demanda interna –9,1% interanual en 2010 y 8,8% en 2011– el gobierno intervino para enfriar la economía instando al Banco Central a endurecer la política monetaria y recomendando a los bancos comerciales que no aumentaran su cartera de préstamos más de un 25%. Como resultado de ello, la economía turca perdió impulso en 2012 –hasta situar el crecimiento del PIB en 2,2%– para reiniciar en 2013 un período de crecimiento más estable y equilibrado.
Crédito y Caución prevé que en 2014 el crecimiento económico aumente hasta situarse en el 4,7%. A pesar de estas prometedoras expectativas de crecimiento, persisten algunos problemas estructurales: se prevé que la inflación se sitúe en 2014 en el 7% y que también aumente el déficit por cuenta corriente. Como consecuencia de ello y de la elevada deuda externa, que se sitúa en el 44% del PIB, la economía turca sigue siendo vulnerable, al ser necesarias importaciones considerables de capital para cubrir el elevado déficit por cuenta corriente.
Esta circunstancia quedó patente a principios de este año, cuando los rumores de que la Reserva Federal de Estados Unidos iba a poner fin a su política monetaria expansiva llevaron a los inversores a retirar el capital a corto plazo de Turquía y otros mercados emergentes. El resultado fue una mayor presión sobre las reservas internacionales de Turquía y sobre el tipo de cambio, con una depreciación de la lira frene al dólar estadounidense en torno al 10%.
Si se mantienen las entradas de capital y no se producen turbulencias significativas en los mercados financieros, Crédito y Caución prevé que la liquidez y la solvencia internacionales de Turquía sigan siendo razonablemente buenas, garantizando así una posición de pagos sólida.
La evolución del país depende en gran medida de la evolución de la zona del euro, que representa casi el 50% de las exportaciones de Turquía y es su principal fuente de inversiones de capital. Las negociaciones para la incorporación de Turquía a la Unión Europea quedaron en suspenso en 2006, cuando la Unión paralizó las negociaciones de ocho de los 35 capítulos hasta que Ankara abriera sus puertos y aeropuertos al tráfico greco-chipriota. Las conversaciones se reanudaron hace unos meses pero persisten múltiples obstáculos, incluido el problema kurdo, la necesidad de reformas y la resistencia encubierta a la entrada de Turquía por parte de algunos de los grandes Estados de la Unión. Parece poco probable que Turquía se incorpore a la Unión Europea antes de 2020.
Debido a la lentitud del proceso, el apoyo generalizado en Turquía a la adhesión se ha ido debilitando. De hecho, Turquía ha cambiado parcialmente su política exterior, centrándose ahora más en las relaciones con Oriente Medio y Asia Central, con el fin de reforzar los vínculos políticos y económicos en estas regiones.