Esta actitud por parte del cliente hizo que, solo la fase de ideas, llevara semanas. Pero eso implicó también que «no se dieran pasos en falso. Es una forma de trabajar muy oriental, que nos gusta especialmente, porque la fase de ejecución transcurre como la seda, mientras que si se improvisa, la obra puede convertirse en la peor pesadilla».
El resultado es una vivienda de 670 m2 ubicada en la urbanización de La Bilbaína, cercana a Bilbao. Consiste en dos prismas apoyados en el suelo y otro perpendicular que descansa sobre aquellos. Con esta volumetría se consigue que aumente la superficie de la fachada orientada al sur, donde se vuelcan todos los espacios nobles de la vivienda. Y al sobre salir estos volúmenes, se crean diferentes ambientes en el exterior: un jardín vegetal, otro con plantas aromáticas y una plaza.
Alrededor de la plaza, en la planta baja, se encuentran el salón, la sala de juegos infantil y el comedor, abierto a la cocina. Todos estos espacios tienen una comunicación visual a través de la misma, con lo cual se obtiene esa mencionada conexión familiar. Por su parte, el salón y la biblioteca tienen doble orientación: al jardín aromático, como el resto, y al jardín vegetal. En la fachada orientada al oeste se sitúa el porche, que comparte con el salón la chimenea a doble cara.
A la planta primera se accede por una escalera helicoidal donde se ha creado un espacio a doble altura que da luz a todo el volumen. En el sótano se localizan las zonas de servicio y se ha habilitado una zona de gimnasio que recibe luz natural a través de un patio inglés.
Se apuesta por la innovación, como ponen de manifiesto el suelo radiante, las placas solares de producción de ACS y el sistema de domótica y seguridad anti-intrusión. Las fachadas y solados son de piedra caliza y la carpintería de aluminio incorpora vidrios de seguridad aislantes de protección solar. Las persianas instaladas en el área de dormitorios son motorizadas de aluminio, con lamas orientables’.