Arabia Saudí ha hecho pública una primera tanda de autorizaciones para vender pavimentos y revestimientos cerámicos en su país en la que solo incluye a cuatro firmas de la provincia de Castellón (todas las españolas) y dos italianas, mientras que sí ha concedido la marca de calidad que exige a 118 compañías extracomunitarias, entre las que destacan las de origen indio, según informaron desde el equipo de la eurodiputada socialista y presidenta del Foro Parlamentario de la Cerámica, Inmaculada Rodríguez-Piñero.
Esta última remitió una carta al comisario de Comercio Internacional de la Unión Europea (UE), Phil Hogan, en la que solicita una reunión junto con los representantes de la patronal europea del sector, Cerame-Unie, para buscar soluciones a los distintos problemas planteados.
Inmaculada Rodríguez Piñero los describe en la citada misiva al señalar: «Las prácticas discriminatorias, desleales y nada transparentes que están implantando terceros países a nuestra industria para frenar nuestras exportaciones y que no se adecuan a los principios y reglas generales que rigen el comercio internacional».
La eurodiputada se refiere especialmente a Arabia Saudí, pero también al cierre del registro de varias empresas importadoras llevado a cabo por Egipto o el bloqueo absoluto que está vigente en Argelia para el azulejo desde hace ahora ya doce meses.
Desde la patronal Ascer confirmaron la importancia del mercado de Arabia Saudí para la cerámica española y, por tanto, castellonense y ratificaron que solo cuatro firmas de la provincia han obtenido la autorización para acceder a sus clientes del país, así como que la mayor parte de las 123 compañías de este territorio que vendieron sus productos cerámicos al Estado de Oriente Próximo, han realizado los complejos trámites que se exigen y están a la espera de que se les conceda la autorización pertinente.
La razón fundamental por la que estos países están bloqueando la entrada de cerámica europea en sus mercados se centra en realizar una política extremadamente proteccionista para permitir que, a su sombra, se desarrollen potentes industrias locales, lo que sí beneficia en algunos casos a los proveedores de las materias primas del sector.
