El Ayuntamiento de la Merindad de Río Ubierna (Burgos) ha decidido dar por caducada la licencia municipal de apertura y actividad de la explotación de la cantera Polar por lleva cuatro años sin actividad. La junta vecinal de la localidad de Villaverde Peñahorada ha sido la promotora del decreto de cierre por actividad en unos casos por los contratos de arrendamiento y en otros por las molestias que les causa la actividad. Sin embargo, la cantera cuenta con la concesión minera, que otorga la Junta de Castilla y León, y las autorizaciones medioambientales de explotación lo que supone que podría reanudar la actividad cuando quisiera.
Los vecinos de Villaverde Peñahorada, localidad en la que se encuentran los terrenos de la cantera Polar (parte son de particulares y el resto de la junta vecinal), llevan años manteniendo una lucha casi constante contra esa explotación, y por eso aprovecharon que no había actividad en la instalación desde que se abrió el expediente para conceder el permiso de explotación decidieron solicitar al Ayuntamiento del que dependen la caducidad de la licencia de actividad.
Apetición de esos vecinos, de la junta vecinal y de los propietarios del suelo de la cantera, el Ayuntamiento de la Merindad de Río Ubierna abrió un expediente para tramitar esa caducidad, proceso que se ha prolongado durante varios meses y que ha culminado con la caducidad de la licencia de actividad.
La historia de la cantera Polar, negocio que comenzó su actividad en 1968, es una historia de desencuentros con los vecinos y propietarios del suelo del que se han extraído millones de metros cúbicos de piedra durante cuatro décadas de actividad. En unos casos por el precio del arrendamiento y en otros por el ruido y los efectos de las explosiones en las casas.
El primer mazazo a la cantera Polar llegó hace diez años, en marzo de 2004, cuando el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta, ante las quejas de los vecinos, decidió precintar las instalaciones porque carecían de licencia de actividad, lo que lo vecinos consideraron una victoria que ponía fin a la guerra iniciada unos cuantos años antes por la Junta Vecinal de Villaverde Peñahorada.
En ocasiones la junta vecinal no ha tenido el apoyo del ayuntamiento, que al final es el que puede conceder o no las licencias de actividad. La última estaba condicionada al cumplimiento de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y a que existiera actividad, lo que no ha ocurrido.
Fuente: Diario de Burgos