Los datos del primer semestre del año que manejan los empresarios de la pizarra hablan de 244.100 toneladas exportadas por las canteras gallegas y de Castilla y León, con una facturación de 130.975.136 euros. Estas cifras están un 2 % por debajo de las del mismo periodo de 2014. Sí superan las de 2013, cuando la exportación no alcanzó las 220.000 toneladas, pero distan mucho de las 356.406 de 2007, un año récord, que marcó el inicio de la caída de ventas causada por la crisis.
Los empresarios confían en que los números negativos, reflejados en el 2 % de descenso de las exportaciones del primer semestre, desaparezcan en los próximos meses. Se basan en el volumen de pizarra que se movió en las semanas siguientes. Preocupan más los precios. Los 537 euros por tonelada de media de la piedra vendida en los seis primeros meses de 2015 es ligeramente inferior, apenas un 0,2 %, de los 538 del año anterior. El problema no es nuevo, pues en 2011, este producto había alcanzado los 543 euros por tonelada. Los pizarristas recuerdan que los costes que soportan las empresas no detienen su subida.
Buena parte de culpa del descenso de las exportaciones la tiene el mercado francés. Hacia el país vecino salieron 101.721 toneladas, un 8 % menos que las 110.226 del primer semestre de 2014. La situación no está mucho mejor entre los distribuidores alemanes, pues se llevaron un 6 % menos, con 39.594.
Todo lo contrario que el Reino Unido. Sus clientes importaron 72.511 toneladas, superando las compras de roca en un 11 %.
Las previsiones de los pizarristas para los próximos meses son relativamente optimistas. «En los meses de septiembre, octubre y noviembre esperamos mejorar un poco las ventas», comentó un empresario
La estabilidad parece haber llegado al empleo de las canteras de pizarra gallegas, según apuntó el secretario intercomarcal de UGT Lemos-Valdeorras, José Paradelo Arias. Las estimaciones de la Asociación Galega de Pizarristas (AGP) cuantifican el total de las plantillas en 2.400 trabajadores. Esta cifra está muy por debajo de los 3.600 que en 2007, cuando la crisis comenzó a pasar factura a
explotaciones.
