Juan José Arrizabalaga es doctor en Arquitectura y director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de San Sebastián desde julio de 2013. Un centro formativo con 1.400 alumnos que en su opinión tendrán que estar preparados para ser un agente activo en todas las ramas vinculadas con la creatividad y el ingenio. Arrizabalaga combina su actividad docente e institucional en la escuela, con la actividad profesional y en su opinión un buen número de arquitectos no volverán a ejercer, o al menos no lo harán como esta ahora. Así habla para Focus Piedra.
En su opinión, ¿ha cambiado la enseñanza de la arquitectura en los últimos años?
Básicamente en los medios utilizados, tanto por los profesores como por los alumnos. También en el perfil del alumnado: hace unos años solo pensaban en terminar la carrera cuanto antes y con el mejor expediente posible (a mi entender, con un grado de competitividad excesivo entre ellos). Ahora, y fruto de la crisis, están más interesados en formarse en diferentes ámbitos, no solo en nuestra disciplina.
¿Qué aspectos considera que son mejorables y por qué?
La movilidad con otras escuelas internacionales, y conseguir que consideren la carrera de Arquitectura como un gran campo de investigación también.
Como director de la Escuela de Arquitectura de San Sebastián, ¿qué salidas ve como las más interesantes para los futuros arquitectos?
El futuro arquitecto debe estar preparado para ser un agente activo, un catalizador de una serie de procesos vinculados directa o indirectamente con nuestras capacidades y competencias. Desde los procesos de participación ciudadana, hasta la investigación tecnológica, incluyendo todas las ramas vinculadas con la creatividad y el ingenio.
¿Una mayor relación con las empresas y una mayor practicidad de las carreras sigue siendo la asignatura pendiente de las universidades?
En nuestro caso sí. Está contrastado que los alumnos que consiguen realizar prácticas en el transcurso de la carrera en proyectos públicos o privados tienen mayores facilidades para acceder al mundo laboral.
Aunque la colaboración con Alejandro Peña fue absolutamente provechosa y positiva, en este momento desarrollo mi trabajo en solitario. La filosofía del mi estudio está vinculada lógicamente al tipo de encargos que desarrollo, que en mi caso se circunscriben fundamentalmente al apartado residencial, en el que estoy especializado en viviendas de baja densidad y de gama media-alta.
¿En qué proyectos está trabajando ahora?
En pequeñas promociones residenciales. En este momento estoy ejecutando un proyecto de 4 viviendas unifamiliares en San Sebastián, y estoy a punto de comenzar otra obra de un pequeño bloque también de 4 viviendas en las proximidades de la misma ciudad. También desarrollo un Plan Parcial en el municipio de Mutriku.
¿Considera que la profesión está en un momento de reconversión?
Mejor en un proceso de refundación. Hay un buen número de profesionales que no van a volver a ejercer su profesión, o que no lo harán del mismo modo como lo hacían hasta ahora. Los pequeños estudios de profesionales autónomos estamos en vías de extinción.
¿Cree que hay un modo de hacer y de ver la arquitectura en Euskadi?
No. Es muy similar al del resto de nuestro entorno. Lo que sí sucede (sobre todo comparado con el resto del Estado) es que se construye con más control, rigor y calidad.
¿Cómo cree que se ve a los arquitectos vascos fuera?
No creo que estén especialmente caracterizados.
Muchos estudios de arquitectura están trabajando en la línea de la colaboración con estudios de otros países. ¿Están preparados los arquitectos para la internacionalización?
De momento no es lo habitual. Ahora se empieza a tener un potencial creciente de jóvenes técnicos preparados y mentalizados para dar ese salto. Los arquitectos tradicionales no lo contemplan, y solo los grandes estudios e ingenierías están capacitados para ello.
La figura del arquitecto en la mayoría de países europeos es muy diferente a la de aquí. ¿Deben cambiar las competencias del arquitecto?
Siempre hemos estado muy contentos de nuestra diferente formación y capacitación respecto a otros países europeos, pero todo indica que vamos hacia una uniformización de competencias por debajo de lo que aquí hemos estado acostumbrados. A mi me parece correcto porque el grado de responsabilidad de los arquitectos ha ido aumentando con la excesiva hiper-regulación normativa que padecemos, haciéndose en muchas ocasiones insoportable. No me parece mal que otras disciplinas vinculadas asuman ciertas competencias con las consiguientes responsabilidades derivadas por ello.
Eraikune, el Cluster de la Construcción de Euskadi tiene como una de las líneas de trabajo el mejorar la reputación del sector. ¿Cree que se ha visto dañada la imagen social del arquitecto por el ladrillazo en los últimos años?
Aunque en esta crisis el colectivo de arquitectos ha estado involucrado decididamente con el modelo productivo vinculado al “ladrillo”, la imagen del arquitecto viene dañada ya con anterioridad. Los últimos acontecimientos no han hecho más que ahondar nuestra mala imagen frente a la sociedad. Y la percepción del arquitecto “estrella” también.
El borrador de la Ley de Servicios Profesionales señala que beneficiará al consumidor ya que la ley impulsará la competencia y se reducirán los márgenes de precios de los servicios de los profesionales. ¿En su opinión a quién beneficia la Ley de Liberalización de Servicios Profesionales?
A los Servicios Profesionales que durante los últimos años han creado la necesidad de contemplar la Arquitectura como una disciplina puramente técnica y regida por parámetros economicistas (las Ingenierías fundamentalmente).
¿Cree que hay posibilidades reales de que este anteproyecto no prospere?
Es una larga pelea que se plantea cíclicamente. El volumen de negocio que se genera alrededor de la construcción es de tal dimensión que es lógico todo este arribismo. Con el tiempo será inevitable.
¿Qué expectativas hay en el colectivo acerca del certificado energético?
Ninguna.
¿La regularización del mercado del suelo piensa que podría mejorar la situación?
No. Lo único que cambiaría algo la situación es la de conseguir que la obtención en propiedad de una vivienda no sea considerado como una prioridad vital para tanta gente.
¿Cuáles serían sus recetas para mejorar la situación del mercado de la construcción en general y del arquitecto en particular?
Fomentar la cultura de la industrialización como vía alternativa a la arquitectura tradicional tan extendida.
