Los trabajadores de la cantera y la nave de elaboración de Irosa en Carballeda de Valdeorras comenzaron la semana pasada los paros para reclamar el pago de sus salarios. La empresa les adeuda el 30 % de la nómina del mes de agosto y toda la de septiembre.
Tras no lograr un calendario de pagos con la firma, decidieron iniciar una serie de paros los viernes por la mañana (desde las ocho a las ocho y media, justo al inicio de la jornada laboral). Esa será la medida de presión que llevarán a cabo al menos mientras no estén al día en los pagos, aunque no descartan hacer protestas de otro tipo, según el secretario comarcal de la CIG, Paco Moral.
Los retrasos en el cobro de los salarios afecta a los más de 200 trabajadores que tiene Irosa, así como a los alrededor de 20 que hay en Samaca, y a los de Gonta (en El Bierzo), las tres pertenecientes al grupo Samaca; aunque únicamente en Irosa están contemplados los paros.La que viven los trabajadores no es una situación nueva, sino que los retrasos en los pagos ya provocaron movilizaciones en los últimos años, en los que incluso llegó a celebrarse una multitudinaria manifestación por las calles de O Barco de Valdeorras.
Los trabajadores de Samaca no son los únicos que están pasando apuros en el sector de la pizarra. Los 50 trabajadores de Caborco Oscuro están en un expediente de regulación temporal de empleo que no tiene todavía fecha de fin (inicialmente es por un año) después de que la empresa se quedase sin zona de explotación. Actualmente están trabajando algunos operarios para tratar de llegar al filón, pero todavía no hay una fecha para poder reabrir.
Las estadísticas oficiales de exportación (que supone el 95 % de las ventas de pizarra) indican que en los siete primeros meses del año ha habido un ligero repunte respecto al mismo período de 2016. Hasta julio se vendieron fuera 300.075 toneladas, frente a las 291.227 del año pasado; lo que se traduce también en un aumento de lo facturado, que asciende hasta los 159,8 millones de euros (frente a los 156,6 de 2016). Eso sí, el aumento en las toneladas vendidas no se traduce en un aumento lineal en el dinero ingresado por las pizarreras, habida cuenta de que el precio de la tonelada ha bajado en cinco euros. Así, este año el precio medio se ha situado en 533 euros, mientras que en 2016 la cantidad era de 538, lo que supone un descenso del 0,9 %.
Fuente: La Voz de Galicia