El sector de la piedra natural almeriense ha logrado el reconocimiento de la indicación geográfica para el mármol después de casi tres años de trabajo. La semana pasada, el Parlamento Europeo aprobó el informe que defendía una extensión de la protección de la indicación geográfica de la Unión Europea a productos no agroalimentarios (puesto que para los agroalimentarios ya existe desde hace años), una herramienta que servirá para poner en valor el modelo productivo y las características milenarias de la labor artesanal de determinadas actividades como el mármol almeriense.
Son 230 los productos no agroalimentarios que aspiraban a obtener esta indicación geográfica (IG), entre los que se encontraba la piedra natural, y que ahora contarán con este especial paraguas, que supondrá una ventaja competitiva frente a las producciones de otros territorios o países que hasta ahora competían, principalmente, a través del precio, gracias a un menor coste de la mano de obra.
El pasado 1 de octubre se desarrolló en Bruselas un seminario bajo el lema ‘Indicaciones Geográficas no agroalimentarias: proteger y valorizar el saber hacer europeo’, en el que se puso sobre la mesa la posibilidad y potencial de estos sellos de calidad, así como las consecuencias positivas que se obtendrían en el caso de alcanzarse, como, a la postre, así ha sido.
En este encuentro participaron la delegada de la Junta de Andalucía en Bruselas, Francisca Pleguezuelos, una de las principales defensoras del proyecto y que ha apoyado al sector durante todo este tiempo, y el secretario general de Economía de la Junta y presidente de la Agencia Andaluza de Promoción Exterior (Extenda), Gaspar Llanes.
Culmina de esta forma el trabajo iniciado por el anterior presidente de la Asociación de Empresarios del Mármol de Andalucía (AEMA), Antonio Martínez, que ha pasado el testigo en el cargo hace un mes a Antonio Sánchez, y que, a la postre, se ha estrenado en la presidencia con esta gran noticia para la industria del mármol.
Estos productos no agroalimentarios protegidos ahora con este sello europeo protegen también al consumidor frente a posibles imitaciones, garantizando la calidad y las óptimas condiciones sociolaborales de quines los han elaborado.
El plazo que baraja AEMA para pasar todos los trámites establecidos para que la indicación geográfica sea oficial es de algo más de un año y que pueda ser una realidad a finales de 2016.