Dos trabajadores de una empresa de pizarra de Carballeda de Valdeorras cometieron un hurto en su negocio, según ha quedado probado. Ambos se pusieron de acuerdo para llevarse al menos ocho palés cargados de material, que luego revendieron a un particular. Los tres han sido condenados a quince meses de cárcel, apreciando la jueza en los dos trabajadores la circunstancia agravante de abuso de confianza.
Los hechos ocurrieron entre los meses de junio y septiembre del 2021. Los acusados. Julián A. R. y Pedro H. L. acudieron durante varios sábados a las instalaciones de la empresa en la que prestaban servicios, situada en A Medua y dedicada a la exportación de pizarra, y se llevaron al menos ocho plataformas cargadas de este material. La mercancía fue posteriormente adquirida por Gonzalo T. V., quien se hizo con ella «a sabiendas de que era de ilícita procedencia y que el precio que pagaba era notablemente inferior al que tenía en el mercado».
Ha sido clave para incriminar a los dos empleados denunciados la declaración del representante de la empresa. El 20 de septiembre del 2021 acudió al puesto de la Guardia Civil de O Barco denunciando la desaparición del material, que se custodiaba en el almacén. Explicó que las instalaciones disponían de cámaras de vigilancia y que a pesar de que alguien había amontonado objetos cerca de la cámara para obstruir la visión, había reconocido a dos de sus empleados. También relató que él mismo hizo una búsqueda en las propiedades de colocadores de la zona, localizando parte del botín en una finca de una empresa de cubiertas. No tenía duda de que era la pizarra de su empresa, porque aún conservaban la etiqueta original de identificación.
En el juicio este testigo aclaró además que la empresa solo vende pizarra fuera de España y que los trabajadores acusados no estaban autorizados para vender mercancía. También aclaró que los sábados en los que se habían registrado las sustracciones los dos acusados no habían sido llamados para trabajar, si bien tenían las claves de la alarma y las llaves para acceder.
Además, constaba en los autos un correo electrónico que uno de los acusados mandó en su día a la empresa pidiendo disculpas y aunque el letrado de la defensa cuestionó la traducción, ya que estaba escrita en alemán, supone otro indicio de su relación con el delito.
«Existen indicios lo suficientemente relevantes para desvirtuar la presunción de inocencia que ampara a los sospechosos», sostiene la jueza, que llega a la misma conclusión con el tercer acusado, el comprador. A pesar de que en el juicio alegó que se los había ofrecido uno de los empleados y que «no sabía de dónde habían salido», admitió que «era pizarra buena» y que pagó por ella 2.000 euros (el intercambio económico se hizo en una gasolinera), pese a saber que podrían valer mucho más.
Para la jueza esto evidencia que este sospechoso «tenía conocimiento del origen ilícito de los bienes», por lo que también lo condena, en su caso por un delito de receptación.
Aunque la sentencia no es firme y sobre ella cabe recurso ante la Audiencia Provincial, de momento los tres acusados asumen una condena de quince meses de cárcel. En el caso de los dos trabajadores, se les considera culpables de un delito continuado de hurto con la agravante de abuso de confianza. Al otro investigado le cae el mismo tiempo de reclusión de libertad, por receptación continuada.
Además, los dos trabajadores de la pizarrera tendrán que indemnizar a su empresa con el valor de la mercancía sustraída.
