La piedra de Villamayor es una de las señas de identidad de la Salamanca. Sin embargo, muchos edificios históricos ya no cuentan con una envolvente de arenisca característica del centro de la ciudad. Tal y como denuncia Francisca Rivera, presidenta de la Asociación de Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio de Salamanca (ACDPatrimonio) “se trae una piedra muy parecida que engaña a la vista, sobre todo de los que no están habituados”.
Han sido varios los edificios históricos de la ciudad que han dejado atrás la piedra de Villamayor. Uno de los edificios catalogados en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) recubierto por la nueva piedra se encuentra en la Plaza de los Bandos. La fachada tampoco fue piedra de Villamayor. La trasera de la plazuela San Bartolomé, frente al Palacio de Congresos, una tienda en la calle San Pablo o el edificio de I+D+i de la Universidad de Salamanca, en la calle Espejo, también han perdido el revestimiento tradicional.
“Es una falta de respeto pretender imitar la piedra de Villamayor” denuncia ACDPatrimonio. La piedra elegida como sustituta es de Burgos, también arenisca pero con diferencias. Según Francisca, “cambia el cromatismo de la ciudad porque la piedra de Villamayor tiene muchos colores, no es lo mismo a primera hora de la mañana que cuando por la tarde se pone naranja que cuando llueve y se humedece”. Su reacción a las inclemencias atmosféricas también es diferente. Mientras que la piedra de Villamayor se erosiona, la de Burgos se fragmenta. La parte trasera del edificio de la Universidad ya presenta desperfectos por esto mismo.
La ACDPatrimonio defiende que se prescriba la piedra de Villamayor para su uso en los edificios catalogados salmantinos. “En un barrio da igual, puede haber cualquier tipo de revestimiento”, pero abogan porque se mantenga la uniformidad estética en el centro, que distingue a Salamanca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1988.