El convento de las Siervas de María de San Sebastián no habitado desde hace dos años, se transformará en un hotel de cuatro estrellas, categoría superior de la cadena Zenit.
La obra tardará aún en comenzar ya que los propietarios de la cadena se hicieron con las llaves del edificio la pasada semana y comienzan ahora el trabajo con los arquitectos. El inmueble, construido en 1887, tiene una fachada creada con piedra arenisca de Igeldo, que está protegida, por lo que se mantendrá en el futuro y será un atractivo más del establecimiento.
Según explica el director de la cadena Zenit, Javier Catalán, la compra del inmueble se ha materializado tras distintas conversaciones con la superiora de la orden y después de obtener la autorización del Vaticano, preceptiva en este caso.
Catalán se muestra satisfecho con el nuevo paso de su empresa, especialmente por la localización del futuro hotel, a pocos metros de La Concha. “Estamos en una muy buena situación y queremos crear un hotel de nivel, con un restaurante acorde a él, que pensamos encargar a algún chef de renombre”, explica el director, quien añade que el restaurante será tanto para los clientes del establecimiento hotelero como para todos aquellos que deseen disfrutar de él. “Tendrá también acceso desde la calle”, recalca.
Como es habitual en los conventos, el edificio cuenta con un patio interior que, además de aportar luz, permitirá mejorar la distribución del futuro establecimiento hotelero.
Aunque las religiosas de las Siervas de María ya abandonaron su labor hace un tiempo, muchos recuerdan aún la tarea que ejercían visitando a los enfermos cuando los servicios sociales públicos eran inexistentes. De hecho, en sus últimos años de actividad, las Siervas de María de la calle San Martín recibieron un premio del Colegio de Enfermería de Gipuzkoa así como la medalla al Mérito Ciudadano del Ayuntamiento de Donostia.
La orden de las Siervas de María se instaló en la calle San Jerónimo de Donostia en el año 1880 con el objetivo de atender a las personas enfermas y desamparadas. Poco a poco, la comunidad de religiosas fue creciendo y cogiendo prestigio en la ciudad. Más tarde, las hermanas se fueron trasladando a distintos emplazamientos hasta que, finalmente, se asentaron en la calle San Martín número 45, donde levantaron el convento actual que se transformará en un hotel de alta categoría.